Tomino

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domingo, 14 de julio de 2013

CHAOSWOLF ENTREVISTA / Diciembre 2012


 Entrevista de Chaoswolf por Mutilador Zine, de diciembre 2012. Pronto más recientes. 



Si describiéramos la historia de Chaoswolf gráficamente, sería una hoja con rayones a "lo loco", ¿por qué?

R: Porque no es una historia lineal, ni siquiera evolutiva, sino más bien un cúmulo atropellado de contingencias y representando un total desinterés por el resultado final. “Rayones a lo loco” es una manera de decir que el sentido está extraviado en Chaoswolf, pero ese extravío tiene su función, claro está, no es sólo porque sí, y de eso me gustaría advertir al lector antes de tomarse literalmente esa metáfora que inventé.

Ya son 6 años con Chaoswolf, ¿cómo te sientes?

R: Muy bien, es un proyecto bastante joven. 

¿Qué pretendes con Chaoswolf?

R: Pretendo transmitir algo de lo intrasmisible; o sea, de mi ser… Hay una relación reflexiva en esto de crear música ¿sabes? Te cuento una experiencia curiosa, una vez toqué con Calvarium Funestus, teníamos ya bien ensayadas las canciones que se tocarían, excepto una que en ese entonces era nueva, no tenía letra, ¡había olvidado escribirla! Lo que hice fue crearla en ese momento, en plena tocada, obviamente luego le pulí algunos detalles, pero la estructura fundamental de esa letra salió de mirar a la gente que estaba ese día, identificada con nuestra imagen y con nuestro sonido, fue algo tan espontáneo que dudo que haya salido de alguna especie de self interno; para nada, fue creada por la gente, la gente hizo esa letra, no yo. Y así, a distintos niveles, pasa con la música. Uno siempre le devuelve algo al Otro cuando crea, y si se devuelve es porque tuvo su procedencia de ese campo (tomemos provisionalmente la palabra Otro como sinónimo de campo de lenguaje). Semejante actitud  tengo sobre el corpse-paint, yo lo sigo utilizando porque para mí es una forma de despersonalización, ante la vergüenza (hay que decir las cosas como son) que me genera ser relacionado con la imagen del BM, de este modo mantengo una cierta distancia con respecto a mi propia imagen… Me pinto porque quiero olvidar que realmente soy yo quien está haciendo esa música en especial, y porque no planeo dejar de hacerla. 

Así, la postura de “yo toco sólo para mí” es una completa estupidez, siempre hay Otra dimensión en juego, incluso si se está solo… Lo que cambia es la relación con esa dimensión. La toma de conciencia de la dimensión dialéctica de la subjetividad no apunta a la enajenación, sino a poder ver al Otro incompleto, pero eso implica vernos incompletos también. Chaoswolf pretende ser un conquistador de un nombre propio, en constante construcción e  invitar a los otros a que apuesten por ello, aunque siempre haya algo que perder. Lo que se podría perder es, en todo caso, esa tan soñada completud. 

¿Cuál es la filosofía detras de Chaoswolf?

R: Es ante todo una filosofía en constante diálogo consigo misma. Una filosofía siempre es respuesta a otra, y así sucesivamente, quizá te suene un poco hegeliano mi asunto, quizá no, haha… Pero definitivamente la filosofía es urgente en el BM de hoy. Una vez estaba platicando con un conocido, apasionado seguidor del BM, por cierto, y planteó lo siguiente: las bandas de antes innovaban con sus temas, incluso asustaban, eran subversivas, hoy en día hablar de satanismo o de genocidios ya perdió su peso, ya hay tantas bandas que hablan de lo mismo que simplemente la cosa va mal, ¿de qué deberían de hablar las bandas del BM ahora en sus letras? Yo le respondí con mucha humildad que la respuesta estaba en la filosofía. Aunque, atención, tampoco dije que hablaran de filosofía… 
En el próximo lanzamiento de Chaoswolf estoy promoviendo la caída de las estatuas del BM, que como conceptos metafísicos, mantienen una seguridad con respecto a nuestro lugar en él. Estatuas como los diversos pero constantes “ismos”, o como el fanatismo repetitivo, las pseudo-élites, etc. Ante esto alguien podría decir “entonces, por lo contrario, lo que estás proponiendo es un nihilismo posmoderno en vez del clásico esencialismo del BM”; pues no, la asunción despreocupada de la heterogeneidad  también es peligrosa filosóficamente hablando, pues es una sustitución y mantenimiento fiel de la mismidad platónica del ser… Hay una nada aún más radical que impide la totalización incluso del sin sentido, pero ya llegaremos a eso, primero lo primero: la muerte de los fantasmas de Dios. 

El caos del que habla Chaoswolf no es caos opuesto al orden, ni un caos primigenio uterino al cual aspirar, tampoco es un caos traído por la antorcha negra de no sé quién desde no sé dónde,  sino un caos puramente formal, que está aquí, en lo material, que se manifiesta en las vicisitudes simbólicas del mundo humano, en la dispersión de contingencias, etc. 

El nombre me transporta a una horda de lobos en un bosque nevado, ¿te inspira eso?

R: Bueno, es una bonita imagen, y sí, a veces me inspira eso… Aunque otras más pienso en el desierto. A veces la única imagen que se me viene a la mente es la de un fractal, a veces una cueva… Muchas cosas. Y me agrada lo de horda de lobos, porque precisamente Chaoswolf nunca es un singular, siempre hay plural, aunque sea reducido, porque no soy un proyecto muy comercial que digamos, pero siempre hay una horda allí presente… Lo que nos diferencia es que somos de ningún lugar.

El Lobo, ¿qué tan importante es?, ¿qué transmite?

R: Es importante, transmite un fantasma, por eso suelo hablar del espíritu del lobo, un fantasma que habla de un viejo recuerdo infantil. No soy partidario de la idea de que todos llevamos a una bestia interna escrita en una especie de saber instintivo, sino más bien que la bestia nos sobrepasa, viene de una íntima exterioridad radical, un “algo” parecido a lo que Freud llamó el inconsciente. 

Tu música es impresionante, melancolía, lamentos, tintes depresivos... ¿Qué producciones tienes?

R: Está Lycanthropic Passages: primer demo. Spiritual Asylum of Despair: segundo demo e incluido en el split Trinity of wolven funeral void.  Tercer demo: Howls from the Nihil.  Luego viene el split Wolf spirit from archaic sepulchrals, y la compilación: Eight Howls of Chaos Después el demo Verwerfung que lancé a modo de Split con Astaroth. 


¿Qué nos cuentas del split "Wolf Spirits from Archaic Sephulcrals"? 

Otro split muy interesante es con Astaroth... 
¿consideras los splits una buena manera de editar tu material?, ¿qué buscas cuando decides editar un split?




R: Me agradan los splits, son ciertamente particulares de géneros como el BM, y son económicos porque uno puede conseguir más bandas en un solo disco. Y, por ejemplo, los que degustan la música de Astaroth y no conocen a Chaoswolf pueden llevarse una grata sorpresa, y viceversa. Aunque me gustan también las compilaciones (canciones grabadas en momentos distintos) porque nunca tengo tiempo de ponerme a grabar un disco completo… Siempre es por temporadas, por eso saco demos y splits, así se ha ido dando. Ahora estoy trabajando en algo próximo, no será split, aunque no estoy seguro si será EP, LP o qué sé yo, pero será interesante… Es para el 2013, ya hay 4 canciones grabadas, faltan aún más.

¿Dónde podemos conseguir tu material?, sin duda, es algo que debemos de tener y conservar.

R: Para conseguir el material, pueden tratar directamente con el respectivo sello, o conmigo: chaoswolf_agaliareth@hotmail.com  


¿Planeas seguir como solista con músicos de sesión?


R: Sí, incluso en este nuevo material habrá una participación variada.

¿Qué podemos esperar de Chaoswolf en el futuro?

R: Pueden esperar mi música, porque seguiré haciéndola, con los recursos que se tengan. No soy pretensioso, sólo quiero disfrutar del hecho de crear… 

Seguro hemos dejado cosas importantes fuera de la entrevista, ¿algo que quieras agregar?
Por último, muchas gracias por tu tiempo, ¿algún mensaje para los lectores/seguidores de Mutilador?

R: Sólo puedo agregar que esperen el nuevo llamado que llevará por título “The Fall of the Idols”. ¡Muchas gracias a ti y a los demás que se han interesado en Chaoswolf! Escucho y respondo sus aullidos. Hasta luego. 










  

lunes, 1 de julio de 2013

IV. De estr-ellas, espinas y lobos




Temas a tratar:
-Alejándonos del dualismo junguiano
-El Otro lugar, el Otro sexo 
-Revisión al concepto de groupie 
-Falo, el único sexo
-Fórmulas de la sexuación: el inconsciente es una lógica 
-La ilusión del "individuo versus sociedad"
-La bestia interna está muerta 
-El mito del licántropo y pulsión de muerte

-Amigos míos, alguna vez se me preguntó mi opinión acerca del lugar de las mujeres en el Black Metal, en ese entonces yo respondí con una división, claramente influenciada por un idealismo y por un contexto social que habla por sí mismo: las que son, no por profesión, groopies; las que son, por otro lado, mujeres-hombre (que insistí en que también pueden ser bastante promiscuas con el sexo opuesto) y por último, las mujeres ideales que mantendrían el respeto por su sexo y sus diferencias. Tres que utilicé sólo de manera explicativa, pues no eran más que formas que puede tomar un arquetipo primordial, que es lo que para C. G. Jung es el dualismo arquetípico del ánima-ánimus. Fue una respuesta si bien completa, demasiado rígida y fantasiosa, y por ende, dejó sueltos demasiados puntos. Por eso esa división queda por mi parte totalmente obsoleta. Estas tres formas son sólo modos masculinos de referirse, de querer dar respuesta al misterio que en sí mismo encarnan las mujeres. Soy bastante severo, en especial conmigo mismo, cuando se trata de desarticular pensamientos para dar espacio a nuevas formas, por esta misma razón no creo ver en mi respuesta de ese entonces más que una extensión de esa sabiduría chauvinista-masculina clásica que dice: “las mujeres son insoportables, pero son lo mejor que tenemos, sin ellas, todo sería peor”. La pregunta por esta sabiduría, que tomamos al pie de la letra es la que va a guiar el curso de este trabajo, ¿por qué son insoportables? A partir de la lectura que Lacan hizo de Freud, me alejo de un esencialismo y doy paso a hablar del sujeto en tanto sexuado.  
Quisiera retomar esta cuestión el día de hoy para la primera lección de este cuarto apartado del Orgenlatém. Considero que es de extrema pertinencia para nuestros fines. Se darán cuenta lo que trato de articular con esta pregunta básica y que nos servirá para re-formular al BM. 

Primera formulación: Las mujeres en el BM están en Otro-lugar.

La travesía que hemos comenzado tiene un estilo bastante inapropiado para fines didácticos, señores, pues en cuestiones de pasión y locura no se puede estar afiliados a ninguna clase de pedagogía, se ha tratado más de temas comunes pero necesarios, con todo el horroroso peso que esas palabras conllevan. La desgracia que no pierde su lado cómico es que todos estamos envueltos en una especie de telaraña que en nuestros encuentros pasados hemos llamado el gran Otro. Aunque tenemos un pequeño inconveniente, para que la araña pudiese tejer su seda tuvo que haberla necesitado para algo ¿no es cierto? Haya sido para cazar o refugiarse lo importante es que a esa araña le faltaba algo, porque evidentemente había un hueco. Pues bueno, al representante de ese hueco nosotros le llamamos el falo. Sí, es el cuento de nunca acabar, porque les diré, con cierta cuota de atrocidad, que aquí nadie es el falo, aunque eso que llamamos ego es la forma más cercana -pero precaria- de querer seguir siendo, eso que Oscar Masotta llamó "el salame de mamá". 
Sabemos que el Black metal se ha ocupado de ser en muchas ocasiones, por decirlo de un modo divertido, una ortopedia fálica, porque evidentemente recluta a quienes mayor sentimos su inherente posibilidad de desprendimiento (es decir, su virtualidad); o sea, a los hombres, naturalmente. Sabemos también que cuando digo hombres no me limito al sexo sino a la subjetividad, a la posición subjetiva. Por supuesto que esta misma razón es la que problematiza el lugar de las mujeres en el BM; lugar que no existe, puesto que no existe un rapport sexual. Este no-lugar es precisamente donde el BM ex-siste, es el lugar del Otro, con el cual no podemos relacionarnos, sólo podemos relacionarnos con el significante fálico; es decir, significante de la falta en el Otro. Como el Otro es siempre el Otro sexo, diremos entonces que no existe el blacker. Siguiendo esto, así como Nietzsche habló de la verdad en tanto mujer, es decir, ficticia y a la vez inaccesible, podríamos decir, de modo polémico, que el Black metal es mujer, ¿cuál? L/a mujer. En tanto el significante de L/a mujer está primordialmente forcluido, arrojado de la cadena significante, El B/M también aparecerá partido por una barra que impedirá hablar de una universalidad. Alguna vez Zizek, de modo jocoso, va a preguntar: ¿no será el hombre una mujer que cree que existe la mujer? Esta definición de hombre es brutal desde el momento en que hace tambalear los frágiles cimientos de la identidad sexual masculina. 
1. Pero tranquilos, no se nos ha caído nada ¿cierto? A lo que apunto realmente es desproteger a los significantes hombre y mujer de sus significados que siempre son, tan a su vez, titubeantes y balbuceantes. Se dice que el lugar de las mujeres en el BM es, mayormente, ocupado por groupies. y quienes afirman esto no están tan errados, pues sólo basta un leve vistazo para notar que hasta las bandas más culeras tienen groupies. Pero pensemos en cuando un hombre disfruta de coleccionar groupies, y en un interesantísimo giro dialéctico, acaba posicionado él mismo como la verdadera groupie de sus groupies. ¿En qué lugar está cada uno? Como ven, es complicado. Nacer con un cuerpo no dice nada acerca de lo que es ser hombre o mujer. Y es que tenemos que ver en esa noción tan arraigada en la cultura musical, la groupie, algo más allá de su indudable marca machista, porque lo que está en juego siempre es algo en relación con el Otro goce (un goce que no puede del todo ser puesto en palabras), ese del que las mujeres de algún modo son mensajeras (al igual que los psicóticos o el objeto de la discriminación racista), y que revela con la tinta de lo real la imposibilidad de decirlo todo sobre el deseo. 
Siempre quedará incertidumbre sobre lo sexual, por más que la ciencia quiera evitarlo con su pedagogía. Pero el goce también es la sustancia de ese real pulsional que nos habita (más allá de lo interior) y que su proyección en el Otro nos habla de que el mensaje tiene como remitente a la libido no consciente del discriminante y no tanto del discriminado; por ejemplo en el caso del machismo, hembrismo o racismo. 

2. Siguiendo: Querer reducir a las mujeres a puros objetos es una forma de no enfrentar el terror de su subjetividad. El hombre no es masculino sino a partir de diferenciarse de lo femenino y lo infantil (la clásica frase -materna, generalmente- “ya eres todo un hombre”), pero ¿eso es realmente un hombre? ¿Qué descubre Freud? Que la masculinidad conlleva la represión de una feminidad estructural, la pasividad en la introyección en el fantasma del objeto fálico en el proceso de identificación con el padre. Lo femenino no son los estereotipos, lo femenino es un enigma. Como ven, para que la sexualidad se constituya tiene que pasar todo un caos, por lo cual decir qué es un hombre, qué es una mujer, sea como género, o como sexo biológico, es más complejo de lo que parece.
Esto es precisamente a lo que nos referimos con el inconsciente. Nuestro inconsciente es siempre sexual, lo que no nos dice otra cosa que la relación sexual es sólo a través de un fantasma, pues no existe un objeto predestinado instintivamente para el deseo del humano. Pero el fantasma, digamos mapa que puede dirigir nuestro deseo, encubre un real que excede los límites, encubre para decirlo en las palabras de Freud: el horror al incesto. Por eso a diferencia de lo que se cree, la represión en sentido freudiano posibilita la sexualidad, no la frena.  

3. Continuando con lo planteado, es evidente que la noción de groupie surja y adquiera su pleno sentido en la experiencia de mujeres que se sirven de su posición de objeto causa del deseo del hombre para obtener toda la indumentaria simbólica que se pueda requerir para brillar junto a sus estrellas favoritas, cosa a la que muchos hombres también aspiran, pero se ven privado de ese medio que le resulta tan práctico a muchas mujeres, que más que tener vagina, es tener un lugar, imaginario, de aprobación del “ser” del hombre en términos stricto sensu narcisistas. Las mujeres en esta lógica, están posicionadas por identificación, y a diferencia de lo que se cree, en el lugar fálico. No hay que pensar la relación hombre y mujer como la pensaría la -ya tan mencionada en las academias de Psicología- batalla entre la señorita K. Horney con su propuesta de “envidia del útero”, en directa oposición con la estigmatizada propuesta de Freud sobre de la envidia de pene en las mujeres. El problema es que lo que está en juego siempre es el falo (no el pene, pues no son lo mismo) como representante psíquico para ambos sexos, pues  no existe un representante que diga realmente qué es una mujer, o como diría P. Verhaeghe, “para la histérica, la respuesta final a la falta de significante para la mujer está en una identificación con el hombre-padre”. Pero tengamos en cuenta que no todas las mujeres son histéricas, o que hay hombres histéricos. En otras palabras, la diferencia entre hombre y mujer no debe ser entendida como la de falo v.s. nada. Vamos a usar un chiste para terminar de explicar esta cuestión: ¿Recuerdan aquel de Jesús y María Magdalena? Bueno, cuando ambos se encontraban desnudos apunto de tener relaciones, los discípulos se encontraban del otro lado de la puerta esperando escuchar algo del comercio sexual de aquellos (obviamente el morbo era más por suponerle una potencia extrema al maestro), pero de repente María Magdalena rompe la puerta de un golpe y sale corriendo, gritando horrorizada; los discípulos confundidos rápidamente preguntan a Jesús lo sucedido, a lo que les responde: “Es que ella me besó y yo la besé, ella me desnudó y yo la desnudé, luego vi que tenía una herida y yo la curé…”. ¿No les recuerda a la famosa frase lacaniana “la angustia es cuando falta la falta”?

El falo es en su esencia la paradoja de ser representante de una ausencia. Si la falta falta, sería propiamente el infierno, por eso tenemos que decir que hay faltas, en ambos sentidos, carencia e infracción, porque a fin de cuentas nadie está libre de pecado, incluso habiendo lanzado miles de piedras. Pero que no se piense que eso es en consecuencia un daño grave, pues no debemos dudar que todos nosotros estamos hechos de piedra, cual escultura, a martillo y cincel, no obstante, ahí está latente la necedad de nuestra particular forma. Por eso los golpes más fuertes son por parte de nuestro propio escultor, nos marcan para siempre y nos obligan a buscar una salida (traigan a la mente el énfasis que Freud hace de la infancia). Existe una salida que podemos llamar petrificante, algo que se instala y no se deja mover, porque se goza con esa estasis. Existe otra salida que tiene que ver con la creación, se trata de posibilitar la escritura de un nombre en la telaraña del Otro. La primera nos recuerda a Narciso, quien queda estupefacto frente a su reflejo en el estanque y no le queda otra opción que ahogarse con su propia imagen… La segunda quizás nos recuerde más al mito de Poros y Penia, pero no nos pongamos cursis… Se trata simplemente de asumir una línea que nos divide como sujetos. Esta línea implica, en efecto, una herida, por supuesto que un ser dividido ya no es el centro del universo; mala suerte para toda clase de solipsismo. En un principio el yo es, como lo explica Freud, un lust-ich, lo exterior y lo malo, son la misma cosa para él; creemos notar entonces una génesis clara del rechazo al materialismo. Aunque el único materialismo que proponemos aquí es el del significante ¿qué más podríamos decir? El significante posibilita pues se sostiene en una letra. Claro que cuando hablamos de significantes, las cosas jamás podrán estar delimitadas de un modo dual… Porque se trata de tropiezos, justamente, de que la palabra hace tropezar, eso implica que cuando se habla de: hombre, mujer… y todo eso, siempre se hable mal, porque como desde Freud sabemos, la sexualidad está regida desde el principio por un polimorfismo perverso. Un hombre enamorado pone a la mujer en el lugar del ideal del yo ¿qué es eso? Identificación con ella, sí, pero como imagen narcisista, no como dualidad. Comprueben en la experiencia todo lo que les digo, traten de encajar al hombre y a la mujer en una dualidad, sea biológica, sea de género, sea mística (como una especie de Ánimus y Ánima junguianos), y si son aventurados toparán con pared antes de edificar una imaginaria de algodón. A veces hay que romper espejos.
Ustedes se darán cuenta que el Orgenlatém parte de un punto, se extiende el psicoanálisis hasta él, pero lo dicho aquí es extrapolable a diversos y heterogéneos contextos. Esto también sirve para mostrar cómo todos estamos sometidos a la ley del lenguaje.

4. Ahora bien, otra de las cosas que se me han preguntado, es sobre la posición “genérica” (la identidad de género), de las mujeres, en torno a si tienen un comportamiento, actitud, rol, etc. “masculinos” o “femeninos”. Por supuesto que una mujer no necesita ser lesbiana para hacer-se ver por el otro (Otro), como un hombre, en cuanto imaginaria y simbólicamente lo define lo masculino. Pero no nos equivoquemos y pensemos que una mujer, que aplica todo el catálogo de significantes de lo que –se supone- es femenino, dígase: tacones, maquillaje, uñas postizas, actitud “pasiva” y una frágil fachada, va a estar menos posicionada en identificación con el falo. Recordemos cómo nos decía Freud que en las mujeres, lo femenino viene después de lo masculino, en tanto el clítoris precede a la vagina, que mediante activas metonimias va llevando a la ecuación favorita de todos: hijo = falo. Por supuesto que ahí empieza el atolladero de que uno siempre empieza siendo el falito del Otro (el primer Otro puede ser representado por la madre). El falo es un significante, significante de aquello que le falta al Otro; es decir, la estructura socio-simbólica no está completa, por lo cual creer que ella nos otorga la esencia de las cosas es delirar, aunque eso lo hacemos todo el tiempo.
Las teorías de géneros yerran en que creen en la existencia del Otro completo, quien les posibilita fantasear que en el terreno de lo psíquico sea posible la igualdad. ¿Vamos anclando todo esto con el BM y su real que impide asirlo totalmente? 

Vamos a dar un último recorrido sobre esto, con la intención de que lo anteriormente planteado no sea entendido como un falocentrismo. Lacan nos habla de que gozar de un cuerpo que simboliza al Otro no significa relacionarse (sexualmente) con él. Siendo el Otro el “tesoro de los significantes”, la manera única de relacionarse con él es a partir de la identificación al significante. Hombre y mujer son significantes. Hombre y mujer parten del Otro, y el Otro, naturalmente, será el Otro sexo; por eso mismo Lacan decía que L/a mujer no existe… ¿No es cierto que tampoco el Otro existe? 

Nadie nace sexuado, esto lo sabemos a través de las contingencias que surgen más allá de la dotación genital, por eso para que un sujeto aparezca sexuado, forzosamente necesita situarse en un lugar en relación al falo como mediador del goce. A estos lugares Lacan los llama, el polo hombre y el polo mujer. El polo hombre podemos situarlo a la izquierda y el mujer a la derecha, cada uno con dos proposiciones lógicas contrarias respectivamente. Cada sujeto necesariamente se ubicará en uno de estos dos polos. Quedaría así:


x¬Φx                                               ¬x¬Φx
             

x Φx                                                ¬xΦx 




En el lado macho (el de la izquierda), la primera fórmula se puede leer así: existe un "x" que NO está sometido a la función fálica (entiéndase función fálica como castración, es decir, dividido por el significante, instaurado en la cultura, al orden simbólico). Lacan aquí está basándose en el mito de Freud sobre el padre de la horda primitiva, diciendo que existe Uno, que está exento de esta ley: un agente pre-simbólico, como lo llamaría Zizek, el padre de la horda primitiva que gozaba de TODAS las mujeres. La segunda fórmula del lado macho es una universal afirmativa, que se sostiene en esa primera proposición particular que la posibilita: todo "x" está en la función fálica. Sólo se puede hablar de un Todo cuando lógicamente hay un uno que se excluye, un uno que no se cuenta a sí mismo. 
  
En el lado hembra nos encontramos con la fórmula correlativa a la segunda, que aunque pareciera una proposición particular, es universal, y se lee así: no existe un "x" que no esté en la función fálica. ¿Por qué no repetir la fórmula de "Todos están en..."? Porque los dos lados no son equivalentes, el lado hembra apunta a algo más allá del todo y su exclusión: la cuarta proposición se leería, como una negativa universal (ningún, nadie), sino como un "No-todo". No todo "x" está en la función fálica; es decir, que hay algo que resta.
La lógica del No-todo, que horrorizaba a la lógica aristotélica, es la que sostiene el lado hembra. 

Dirá Lacan: cada ser parlante se situará en uno de estos dos lugares. Este pequeño esquema muestra los lados posible, imposible, necesario y contingente de la sexuación del sujeto tomando en cuenta los ya mencionados registros psíquicos: simbólico, real e imaginario. La lógica del no-todo es la que define el lado femenino en tanto hay algo que escapa al orden fálico, un goce Otro que es contingente en su aparición, pero que sitúa la diferencia. Un cuerpo macho puede situarse en el lado hembra, o viceversa. Ya he hablado del caso de mujeres fálicas; de lo que se trata ahora es de situar que en la lógica fálica hay algo que escapa. Si vemos, cada polo de sexuación tiene una fórmula que es contradictoria con la otra. Si Lacan usa esa lógica contradictoria, es porque en lo inconsciente no hay contradicción, porque su lógica así lo permite (el inconsciente no es irracional, tiene una lógica, si no, la asociación libre no tendría ningún sentido), en esto se puede pensar la teoría freudiana desde la lógica paraconsistente, por mencionar un ejemplo. 
No voy a ahondar demasiado en este asunto, demasiado complejo, y simplemente diré que estas fórmulas apunta a escribir que no hay relación dual entre los sexos, hay relación con el goce y su mediador. 
Las mujeres (en el BM también) son la marca de una imposibilidad que da paso a lo contingente, son la marca de la diferencia y que no por ello hacen iguales a los hombres. Partiendo de que si  todos (los hombres) estamos sometidos al orden simbólico; o sea, castrados por la palabra (proposición universal) es porque hay particular que se excluye. Dejando en suspenso al padre: ese particular es el sujeto barrado, el efecto del significante, el sujeto en sentido lacaniano que puede ser hombre o mujer, pero diferente siempre en sí mismo. Hay que cuidarnos entonces de caer en la fantasía masculina por excelencia, de leer estas fórmulas como una dualidad de: los hombres como el todo sometido a la función fálica, y la mujer como esa excepción. Esto sería reducir las fórmulas únicamente al polo hombre. Estas fórmulas no apuntan a otra cosa sino a la no reciprocidad, a que el Otro goce no es el dual al goce fálico, se advierte más bien que hay contingencias.  

Ahora bien, esta no reciprocidad es la posibilidad misma del goce entre los sexos, es decir, es la razón por la cual los seres humanos no sólo se relacionan para procrearse, sino que encuentran mil y un formas de innovar el contacto sexual. En una relación sexual estándar la condición mínima para su realización es que ambos sujetos encajen en el espacio fantasmático del otro; es decir, que haya un campo que funja como el sustituto del instinto pero que tenga otra característica, la de permitir el goce. Claro está que hay de goces a goces, y eso confluye a través de los ríos del significante. El orgasmo femenino, tan enigmático, puede presentarse como el testimonio de ese poder significante: una voz en unísono al acto puede provocar su estallido. Pero también hay mujeres que en su vida se han permitido gozar de semejante delicia. Pensemos en lo mágicas que son unas simples palabras cuando se trata de escucharlas de la persona deseada durante un encuentro sexual, ¡se puede volver una locura!, o también, por el contrario, como aparece en La insoportable levedad del ser de Kundera: que haya mujeres a las que les gusta ver la mirada y al mismo tiempo hombres a quienes les gusta cerrar los ojos. O sea, en pocas palabras, lo que conocemos como el acoplamiento depende de eso que llamamos el fantasma. Y el fantasma en psicoanálisis es gramatical, la sexualidad está capturada en el lenguaje. 

De los lobos del caos   

Por fortuna o desgracia, estamos en un campo, el del BM, donde hace tierra lo que Freud en algún momento llamó el narcisismo de las pequeñas diferencias; es decir, al formarse una masa, por medio de Eros, indudablemente, se necesita también dejar un resto para depositar ahí la hostilidad, para marcar una diferencia: los creyentes contra los no-creyentes, por ejemplo. Pero entre más grande sea una masa, y este es el caso que nos compete; es decir, el BM, indiscutiblemente una masa amorfa, monótona y brutalmente predecible, se cae en la curiosa paradoja del lobo estepario, en la que encontramos a mil o miles que dicen “el BM no es ningún rebaño, yo soy único y auténtico” (“porque así me lo dijo el Otro”, faltaría agregar), y más es necesaria la urgencia por aquellas particularidades que nos diferencian entre sí. Así, entre más insistimos en esta diferencia, corremos el riesgo de hacer más evidente la mencionada paradoja. Si tratamos de dar una respuesta a este problema, no lo encontraremos de ninguna manera en la renuencia de lo individual por lo social, ni viceversa. O, como lo plantearía M. Heidegger: “La que se suele llamar «existencia privada» no es en absoluto el ser-hombre esencial o, lo que es lo mismo, el hombre libre. Lo único que hace es insistir en ser una negación de lo público. Sigue siendo un apéndice suyo y se alimenta solamente de su retirada fuera de lo público. Así, y contra su propia voluntad, dicha existencia da fe de la rendición ante los dictados de la opinión pública. A su vez, dicha opinión es la institución y autorización de la apertura de lo ente en la objetivación incondicionada de todo, y éstas, como procedentes del dominio de la subjetividad, están condicionadas metafísicamente”. Genial. Recordemos que para el psicoanálisis, nuestro mundo más privado; es decir, el de nuestras pretendidas ideas más “internas”, nos es ajeno; o lo que es lo mismo; donde creemos que somos es donde MÁS nos mentimos a nosotros mismos. Por eso, gran parte del revés del BM consiste en asumir nuestro lugar de sujetos, a partir de nuestro Otro dialéctico, al que cuestionamos de modo irónico, más que juzgar de modo cínico, para poder hacerle barra: B / M. Es decir, poder ver que el "individuo" es puro narcisismo plástico, condicionado por lo social, y que lo social no es un ente perfecto, sino que está articulando metafísicamente, cosa que lleva de la mano a un cuestionamiento del ser en la falta misma que evoca. Ver las cosas desde lo individual versus lo social es una ilusión, siendo que lo individual carece de dividuación (in-dividuo), nosotros proponemos al sujeto dividido en su ser. Si alguien apela al lobo para juntar piezas sueltas y hacer una individuación está quizá olvidando que el espíritu del lobo anda por sí solo, sin necesidad de una fusión espiritual. 

Los lobos son manada, no rebaño, pero el rebaño es necesario en tanto es algo que es Uno que se excluye pero nos condiciona como particulares que tomamos el lugar de universal, justamente como se observa en las fórmulas arriba planteadas. Esto también implica a los viajes solitarios: un verdadero lobo por fuerza debe alejarse tanto del rebaño como de la manada. Ahí pasa del todo posibilitado por el Uno que niega (el rebaño) a ser un particular. Pero siempre se hace necesario un retorno; y esto es lo que nos posibilita hoy aquí reunidos.
Otra lectura del lado macho de la sexuación: no existe lobo del caos que haga excepción a la función fálica, aunque se pueda tener la fantasía de un mundo interno animal, sólo hay Uno que sí hace excepción y está muerto en mí mismo: esa es la bestia interna, espiritual por excelencia, no instintiva como lo pensaría una lectura ingenua del torbellino mental de Harry Haller en la ya mencionada obra de Hesse. El lobo, animal totémico, es el padre muerto. Efectivamente, los lobos son sociedad, porque se rigen por signos, como las abejas o las hormigas; pero los humanos somos cultura, porque nos regimos por significantes… Claro está, que el BM es también un significante, que nos remite a otro significante y así sucesivamente. 
Los lobos del caos somos marginales, somos sujetos que rara vez son escuchados debido al ruido del vulgo, pero somos la paradoja de un singular que toma el lugar del universal, para recordarles que al universal siempre le falta algo, nosotros mismos encarnamos esa falta. 
¿Por qué la figura del lobo es tan asociada en el BM? Bueno, primero hay que pensar que no sólo en el BM el lobo ha sido una figura con un cierto brillo atrayente para los ojos del humano, quien en el reflejo de la mirada animal encuentra una nostalgia de algo perdido, un alma que se le escapa, el alma de la naturaleza, aquello que se conoce por instinto. Y haciendo una reducción más, es que el lobo no deja de tener una atracción estética que se filtra en nosotros a través de unos colmillos y garras finos para atacar, y una musicalidad en sus aullidos que hace una homofonía muy particular en ejemplos de palabras como Ulv o Wolf. 

El mito del hombre-lobo nos sitúa en ese espacio de fantasía en el que el hombre se vincula, por medio de un tiempo luminoso enigmático o una maldición supra-terrena (que podría hacer alusión a ese contacto con lo real lacaniano), con aquella bestialidad que para nada es interna, sino que regresa desde afuera por medio de palabras. La palabra transformación, mental, corporal o espiritual, dotada de cierto vínculo pasional en el vocabulario del alquimista, que remite a la superación de cierta forma, nos habla de un contenido inapropiado en la forma misma, esa espacie de rebasamiento que vivimos nosotros con respecto a nuestro cuerpo, como si no nos alcanzará la finitud pues hay algo inmortal en nosotros, esa especie de fuerza que hace que a veces la vida sea demasiado poco, eso que apunta a un Otro goce, un goce que ni la muerte en el sentido de un descanso podría igualar, eso es a lo que en psicoanálisis llamamos pulsión de muerte. Ahora bien, ese goce Otro, Lacan lo va a relacionar, por un lado, con la psicosis, por otro, con lo femenino. Pero hay ejemplos clínicos del Otro goce que no necesitan irse a alturas muy poéticas: pensemos en una intoxicación alcohólica. También se trata de ese goce del que el místico dice ser testigo. 

Si en el BM hay cierta afinidad con la figura del lobo, también tenemos que ver la marca del discurso religioso, en tanto que el rebaño del Pastor tiene a su enemigo bien identificado. Pero el lobo nos puede llevar más lejos, lejos de una dualidad, a una articulación de la paradoja, el lobo, junto con sus necesidades bien trazadas, contrasta con la incesante búsqueda del objeto perdido del deseo humano, por lo cual el vínculo con el significante "lobo" hace más patente la brecha, y no obstante, nos pudiera servir para acercarnos a un viaje como el del lobo solitario, en el cual, en nuestra comprensión, lo que conduce es el deseo en tanto su objeto está perdido para siempre. 
Los invito, a que veamos esto como una estructura de lenguaje (les repito, los dioses no son más que metáforas), así, hay lobo, pero lobo del caos, porque el lenguaje es el más puro y mundano ejemplo de qué es el caos. No necesitamos mirar al cielo. 
Se puede mejor mirar estrellas mundanas, ellas, quienes representan al caos con tanto esplendor. Estrellas y espinas, bellas damas que te aman o te asesinan, como diría una canción. En quienes los verdaderos lobos podrían dejar su nombre marcado de un modo mágico y único, algunos dicen que quizá sea una de las ventajas de la monogamia (mayormente los lobos son monógamos), puede ser, pero en especial es una de las ventajas del amor. Finalmente es un modo más de elaborar la falta de nuestro de ser, aunque no la única ni la recomendable para todos.  
Me gustaría finalizar con una frase propia que suelo usar: si el Diablo existiera, seguramente el amor sería su creación. Aullidos. 


-Chaoswolf