Tomino

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miércoles, 9 de octubre de 2013

IX: De los senderos (Parte II)



Temas a tratar:

La paradoja de los "no enajenados"
Los coliseos y la falta 
No hay "post-black"
Sendero Mano Izquierda y Sendero Mano Derecha
Satanismo: religión oficial del BM
Luciferianismo: se va Cristo, vuelve Platón. 
Descartes y el lugar de la verdad
Ateísmo real 
El sujeto es caos (acerca de la magia del caos)
Del arca de Noé a dilivuos de amor,
de diluvos de amor al BM.
El odio se da en el espejo.






Como en esto del BM no hay tregua sobre cuál es el verdadero camino a seguir, yo no me limito a señalar camino alguno, como tampoco toco de puerta en puerta distribuyendo un tipo de creencia religiosa, sino que tomo todos estos elementos, los distintos senderos que se han trazado y trato de articularlos con lo que está en juego. Cuando alguien escucha acerca de mi subversión del BM, inmediatamente se imaginan que me encargo de apuntar a quienes están totalmente enajenados con la ideología, a quienes de su discurso todo puede ser predicho. Pero eso es algo que hoy en día es demasiado fácil pensar, hasta el más imbécil puede vislumbrar que el BM, como el metal, y muchas formaciones sociales más, tienen expuesto ese carácter enajenante, y que de lo que se trata es de ser individualista, alejado del rebaño, etc. Pero cuando la paradoja acecha, nuestra condición de sujetos queda demostrada: la paradoja es una señal de lo imposible. Yo he sido el primero en caminar este sendero, acosado por su enigma, yendo más allá de la dualidad, pero distinguiéndome de quienes creen resolver el problema apelando a la totalidad ("soy parte del Todo, soy el Todo mismo, etc."). Hoy los blackers tradicionalistas crean opiniones a veces muy profundas, pero que no dejan de evidenciar que el problema se encuentra en lo superficial, pues en su praxis siguen siendo los mismos que creían que un tape de la primera edición de Master's Hammer los hace semi-dioses. Los posmodernos se mofan ya de este espectáculo y dicen ser ajenos a la captura ideológica, se burlan de las bandas cada que pueden, como demostrando que ya no veneran nada, le quitan los parches a sus chamarras, los guardan en el cajón, pero se ponen hasta pálidos si alguien les pregunta sobre sus gustos musicales a los 10 años, remitiendo erróneamente a la inmadurez de la mente infantil, o simplemente tachan de poser a alguien que en sus fotos no tenga una apariencia ruda en demasía. Y es que el factor estético dentro del BM es determinante, por lo que algunos aparentan no estar enajenados, pero en seguida ven a una persona con rasgos demasiado indígenas y le acusan de atentado ante el género, lo mandan a escuchar a Café Tacvba y encima lo suben a una página de goce narcisista (algunos le llaman de ciberbullying). Por otro lado: en la música no se aceptan casi innovaciones, a menos que haya sido un miembro o ex miembro de una banda de culto quien las haya implementado. Hay demasiado dogma ante el sonido, como si él fuese una especie de garantía cuando las palabras faltan, porque dicho sea de paso, en el caso del BM al sobrar en extremo, cavan ciertamente más el hueco. ¿Cómo no ver que este género aparecen tantos factores ligados entre sí? ¿No han podido ver que todo lo mencionado y más, son elementos estructurales del BM, son su afirmación ideológica misma? Por lo que de lo que se trata no es de una diacronía en la que el BM ha ido dirigiéndose a través de los años de su "pureza" a su perversión, sino de ver los elementos en su sincronía, más allá de la dualidad verdadero/falso, blanco/negro, satanismo/cristianismo, de ver cómo se articula todo esto y cuál es el papel del sujeto, lo cual al mismo tiempo trae colación que el sujeto del que hablamos es sujeto del inconsciente. 


Es decir que de lo que se habla son de significantes, los tan mentados pares son eso, significantes: por lo que les he hecho énfasis en que en un país mestizo irse de un lado de la moneda, sea el malinchismo grosero o el indigenismo patriótico, puede traer consecuencias inmediatas acerca de lo otro que se niega, como cuando se dice que el nazismo sólo es para los arios, automáticamente se afirma que existe una raza superior. Pero tampoco caigan en la trampa de un centro de un lugar intermedio, tolerante y políticamente correcto, multicultural, etc. pues esas son justamente categorías ideológicas que apunta a una universalidad, globalilidad, que acaba con la diferencia. Y nuevamente caemos en otra paradoja, por lo que ya pueden ir viendo que las paradojas tienen una utilidad en este discurso. Vamos a volver un poco al tema anterior (del encuentro I) acerca de la entrevista a Shining, me gustaría comenzar con estas palabras Kvarforth: 
"Puedo decir que somos más Black Metal que el 99% de esos idiotas que se autoproclaman Black Metal", nos dice, y nosotros, como buenos freudianos, le creemos cada palabra. ¿Por qué más Black metal? En un principio el líder de la banda se está mofando de quienes llaman a Shining una banda emo, y con toda la razón, pues eso es dejar las cosas en un plano demasiado pueril. Nos comenta que el respeto que ha obtenido Shining por bandas tradicionalistas es lo que los certifica, trayéndonos de vuelta a la dimensión del Otro que hemos trabajado aquí, y ese respeto asoma por la ventana, a su vez, la cuestión de la acción radical como determinante del BM práctico (enfatizado por el contraste de que su música sale de lo tradicional). 
Digamoslo así: como si se tratara de que el BM fuera un coliseo romano en el que sólo los que se autoproclaman estar en la arena son lo real, el público es lo falso (aunque entre él pueda haber: violadores, asesinos, etc.), y el emperador está ocupando el lugar del Otro, dándole significación al BM como un género radical, verdadero; no olvidemos que por supuesto en su palacio viven los fantasma de Euronymous, de Dead, de Varg y de cualquier ídolo al que quieran colocar ahí. En pocas palabras: el padre ideal. Si el mismo Varg dijo no tener nada que ver con el BM, eso lo hace aún más responsable e inmiscuido, y así, a mayor escala, es que decimos que el BM ex -siste. Entonces, el BM formaría parte de la estructura que funciona apoyada de la creencia y de la ficción; es decir de lo simbólico (significantes que se entrelazan para crear la coherencia e incoherencia de la realidad), habiendo no obstante un elemento que impediría la totalización (o el coliseo como círculo cerrado) e introduciría un borde. El BM tendría una estructura más allá del imaginario de "sólo nosotros somos los reales". 

Ahora bien, supongamos que el mundo feliz de Shining, donde todos los jóvenes se autodestruyeran, tomaran drogas y negaran a la vida a diestra y siniestra fuera un círculo que llamaremos A, y por otro lado, tomen cualquier otra tendencia del BM que no encaje con aquella, por ejemplo, el satanismo dbíblico y llamémosle B, y ahora recordemos lo que vimos la clase pasada y pensemos en un diagrama de Venn, donde habría un elemento común en la intersección de ambos círculos. Supongamos que en A, está 1, 2, 3, y en B está 3, 4, 5, A intersección B, a diferencia de A reunión B, sería únicamente el elemento común: 3. Este 3 va a ser, el elemento común; que va a ser la falta en el sujeto, es decir, eso que moviliza al sujeto a crear indeterminado número de coliseos. Y de este modo, nuestra falta es correlativa a la falta del Otro, puesto que el sujeto se constituye como en falta en su campo, ue es la dimensión del lenguaje de la que depende el BM como acolchado ideológico. Por lo cual el B/M también aparece en falta. La falta es lo único a lo que se puede apelar para no quedar por completo capturados a los significantes del Otro. ¿Por qué las faltas son correlativas? Porque el deseo es innombrable, por lo que el sujeto jamás sabrá qué es lo que desea el Otro, puesto que, en pocas palabras, ni él mismo lo sabe. Si el Otro estuviera completo no habría sujetos, y estaríamos en otro campo que no sería propiamente humano. Puesto como que como diría Spinoza, la esencia del hombre es el deseo; es decir: que algo falta. 


Dicho sea de paso, no pensemos esto como etapas madurativas, en las que de repente uno llega al punto en que es "posblack" (no exactamente en el sentido del subgénero), que ha superado la inmersión en el coliseo, que ya no está enajenado como otros más jóvenes, etc. Como cuando un adulto sometido totalmente al discurso capitalista se burla de un joven con una imaginación revolucionaria. La alienación no tiene que ver con una etapa del desarrollo, sino que más bien tenemos que ver que toda verdad se articula por medio de esos dos tiempos lógicos del sujeto: la alienación y la separación. Por eso puede ser tan auténtica -y tan aguerrida a veces- una identidad adolescente, totalmente permeada por una insensatez e impulsividad, como puede ser de falsa una identidad supuesta en un nivel superior de desarrollo, en el que ya se ha trascendido, etc. La cuestión a ver es -y si han entendido a Freud lo sabrán- cómo somos siempre nuestra historia, más allá de una linealidad, somos un entramado tragicómico constituido por nuestro deseo. La verdad es el lugar del deseo. Situar la dimensión inconsciente es al mismo tiempo, asumir responsabilidad de todo lo que somos y, en especial, de lo que nos falta. Y ahora sí, hablando del mentado subgénero "post-black", lo que está en juego es perpetuar una creencia evolucionista, y así como el evolucionismo es seguir sintiéndose por encima de algo y a la vez, puestos en ese lugar por algo, el "post-black" infiere y saca la errónea conclusión de que hubo un Black como tal. 


Dicho esto, vayamos al tema que me propuse haber abordar desde la vez pasada, y es el tema del satanismo. Convengamos en que el BM es un género en el que la religiosidad no queda ausente de coquetear con su esencia. También a esto nos referimos cuando hablamos del BM como género ideológico. Siguiendo un poco de lejos a Althusser, podemos pensar a la religión como un aparato ideológico de Estado, pero como no estamos propiamente en ese terreno, pensémosla únicamente como aparato ideológico. Su etimología re-ligare (re-unir, congregar con fuerza), se asoma como principio ideológico. Primero, no pensemos religión como sinónimo de catolicismo, cristianismo, de ovejas al lado derecho del Pastor: también puede haber ovejas del lado izquierdo, y sabemos que hay religiones más heterogéneas que otras. 

Pero la creencia, sea animista, mágica o propiamente religiosa, en antropología, es una condición prácticamente estructural, ciertamente no hay sociedades ateas. Por lo que no nos preocupemos y vamos a situar la religiosidad como parte del sujeto: para los niños que aún no saben leer, como para leer la Biblia, los padres ya están representado el papel de dioses. No es, por lo tanto, nada del otro mundo pensar que al hablar de dioses hablamos de los padres, no sólo en tanto figuras imaginarias, sino como funciones simbólicas. Pensemos en las psicosis, por ejemplo, vemos que la función paterna no cumple la condición de que se logre una metáfora del deseo de la madre (primer Otro, por así decirlo) y las consecuencias pueden ser la total alienación al Otro, a la voluntad de un Dios que viene de lo real con un lenguaje primordial y siniestro: esto sucede en el famoso caso Schreber. Las psicosis comúnmente tienen temas religiosos, por lo que no hay que pensar que el psicótico los trastorna debido a su locura, sino que las cuestiones religosas en las psicosis son una expresión de la locura inherente a sí mismas. En las neurosis la metáfora paterna misma sirve de anclaje al panteón de dioses de todo tipo. Pero no se confundan y piensen que estoy diciendo que el BM sea una religión, el BM tiene forma de religión, pero no es una religión, como tampoco un sujeto tiene que rendirse en su ateísmo ante la paradoja: "no creer en Dios es afirmarlo, etc." Lo que no quita, claro está, que haya mucho de eso en el BM, razón por la cual hoy estamos aquí. 


El satanismo es la religión oficial del BM, para decirlo de un modo chusco pero cierto, puesto que el paganismo se hizo ya de su propio género, además, cierta comprensión del satanismo es al mismo tiempo pagana, ya que entiende que la esencia de Satanás se encuentra en cada divinidad que antecede a la llegada del monoteísmo. Sin embargo, ya en el zoroatrismo veíamos la recurrencia de esa dualidad divina, de la cual Ahrimán empezó a poner su sello en el nombre de Satán. Cuando San Agustín, fuertemente influido por la tradición griega, decía que el mal no era una sustancia como tal, sino que era una carencia de bien, nos está diciendo al mismo tiempo que el mal es la falta. No tan errado, puesto que precisamente Satanás es algo que, fuera de las racionalizaciones teológicas, se le escapa a Dios de las manos. Por lo cual la emparentación del Diablo con el humano (Satanás como el rey de este mundo terreno) no ha de sorprendernos; empero, que se haga de ese acusador de Dios un símbolo de una supuesta instintividad humana sólo es perpetuar la idea que el hombre es eslabón entre el animal y Dios. Lavey y su séquito no dejan de oler al hedor del cadáver de Dios. Pero, por otro lado, proponer que Satanás es antecesor de Dios, por supuesto que también niega la omnipotencia de Dios padre, pero se lo coloca a Satanás como sustituto. Un ejemplo claro de esto sería lo que yo llamo el satanismo nazi; es decir, la creencia que Dios Yahvé, judío, es, por supuesto, y sosteniéndose en el delirio hitleriano: el verdadero Diablo, el mal absoluto. Por lo tanto, Satanás es la luz pagana apagada por las mentiras de aquellos que quieren que los arios desaparezcan, que el mundo se sumerja en capitalismo global, etc. Los senderos mano derecha se caracterizan por un afianciamiento hacia la colectividad, hacia la creencia teísta clásica, de que hay ónticamente un Dios y nosotros somos sus creyentes, una moral ya establecida, una jerarquía ya trazada. Por lo que el satanismo nazi desde mi punto de vista podría ser entendido como parte del sendero mano derecha, aunque por supuesto que no del todo. 
En el sendero mano izquierda (del que Lavey forma parte), por el contrario, existe un aire a libertad, a individualismo, a la progresión en miras a la conversión en deidad. Es decir, hay una especie de identificación, "to be one with Satan" como diría Satanic Warmaster, en la que se apunta a los ideales propuestos por el significante Amo, que en muchos casos, es, sin más, la muerte. Y en esto no yerran, la muerte es el Amo absoluto. Simplemente que la muerte no es exactamente el opuesto a la vida, ni se trata de tener de estandarte la frase "la vida es una ilusión", cosa que si fuera cierta haría las cosas más fáciles. En el sendero mano derecha la identificación con la deidad no pasa tanto por el plano imaginario de volverse una deidad, sino que apunta la disolusión simbólica en la totalidad de determinada deidad; como la idea de paraíso, de nirvana, etc. Por lo que vemos cierta convergencia entre eso y órdenes del tipo luciferiano, en las que, al puro estilo de un reverso platónico, hay un mundo de caos, supraterreno, al cual se aspira mediante la muerte, la destrucción total del cosmos (aeon 218, etc.), entendido como la creación demiúrgica ilusoria y detestable. Es decir que se puede dar el caso de que lo que el sendero siniestro lanza por la puerta regresa por la ventana, menuda inconveniencia. 

Tengan cuidado si son anticristianos y luciferianos, porque como bien dice Nietzsche, en Más allá del bien y el mal, el cristianismo es un platonismo popularizado. Como no quiero ahondar en el sinfín de órdenes y cosmovisiones, nos conformaremos con los elementos en común. Sabemos que la religión es hija de la magia y de la creencia animista, por lo que el satanismo ocultista no es nada descabellado a decir verdad. El hecho de negar la figura bíblica de Satanás, cosa que no todos hacen, nos lleva, como ya dijimos, a repaganizar a Satán, por lo cual el BM puede encontrar en él la condensación de su ideología, el pentáculo invertido en el BM tiene un uso a decir verdad bastante laveyano, pues universaliza. No olvidemos que la iglesia de Lavey es producto de la ideología capitalista. Una vez un conocido me dijo que la verdadera esencia del BM era pagana, no satanista, que el satanismo fue un agregado, cosa que no es del todo acertada pues como les he venido dando a entender, el satanismo (más serio que el clásico hijo de Lucifer bíblico) es una especie de paganismo universal. Las ideas de Euronymous a este respecto eran que el mal podría absolutizarse; incluso en su rechazo a que el BM pudiera darse en otros países, estaba dando la pauta para su llegada pronta a Francia, por ejemplo, en donde perpetuaron su pensamiento. Varg en este caso estaría representando un particular que se afirma, el paganismo que es para un sólo pueblo, cosa que lo vincula al nazismo. Y es que hay que ver que en los acontecimientos de la fundación del BM, como la quema de iglesias, no sólo se trató de un acto religioso, sino que su trasfondo era político. Se trató de un acto en el pleno sentido político. Discutir si fue el satanismo y el paganismo lo esencial en la formación del BM, es poner en mesa la cuestión de lo universal contra lo particular, en la cual invocamos una ironía, puesto que el ir en contra de la universalidad cristiana, afirmar una particularidad étnica, ancestral, etc. llevó al BM de la mano al templo de Satanás; y si concibo que el satanismo es más oficial para el BM que el paganismo tiene una finalidad técnica en mi discurso que es la de negar que el BM sólo sea un cierto tipo de pueblo. No obstante, el problema ahora sería que el satanismo impidiese apuntar a la diferencia, cosa por la cual, lejos de proponer un satanismo "individual", que no es más que un modo cómodo de quitarse la discusión de encima, propongo el Nombre-de-Satán, inspirado en la teoría lacaniana de Nombre-del-Padre, precisamente para articular la posibilidad de la diferencia, mediante un ateísmo que no caiga en la grosería de ser más creyente que los creyentes. 


En gran parte la teoría de Lacan nos advierte de la imposibilidad del ateísmo al ser sujetos de lenguaje, al mismo tiempo que propone la famosa fórmula: Dios es inconsciente. Es decir, ver que el ateísmo serio estaría relacionado con admitir que Dios anda por ahí, como fantasma, y que debemos encargarnos de su presencia ausente. Ser ateo es entonces una responsabilidad para con nuestro deseo, más que una postura epistémica concreta. En eso sentido se hablaría mejor de agnosticismo, porque las antinomias de las razón, propuestas por Kant, padre de algún modo del agnosticismo, señalan que somos sujetos de lenguaje. Si Dios es inconsciente quiere decir que el ateísmo clásico ignora esto y por lo tanto, no logra escapar de ser creyente. El ateo en sentido con la fórmula de Lacan, por el contrario, no busca escapar de eso, porque asume su condición. Si Dios es inconsciente también significa que es un objeto, que pertenece a un campo meramente formal, no material, y que apelar a él entonces con causa finalis no sería para nada astuto, si el inconsciente es la falla, el equívoco, el tropiezo. 

Si el satanismo no te va llevando a conclusiones ateas sobre la existencia, es que supongo algo andas haciendo mal. Puesto que si se trata de negar la cristiandad sólo por negarla, se acaba uno por posicionar como un evangelista de otro tipo. Puesto que por más siniestro que sea el sendero no deja de haber alguien colocado en el lugar de la verdad, un garante de los saberes, en el sentido cartesiano este garante para el cogito, ergo sum (pienso, luego soy) era Dios. Este procedimiento mediante el cual Descartes llega a la certeza de su pensamiento, la duda, es también el camino que recorrió Freud: entre más dudas de si esa persona que soñaste era tal o cual, bueno, Uds. ya saben. La diferencia es que Descartes al encontrarse con un cogito vacío de contenidos, des-sustancializado, con ese yo que no es el mismo yo imaginario, sino que es propiamente el sujeto, en cuanto que está escindido con relación a su ser, Descartes pone algo en el lugar de esa brecha: a Dios. Este también es el procedimiento que funda la ciencia moderna, que es la consecuencia de ese sujeto que se funda en ese siglo maldito, el XVII, el cual necesariamente tiene que existir para ser forcluido en la pretendida objetividad. Ese sujeto es el que llegó al diván de Freud, por lo que no tiene que parecerles raro el contundente "No" de Freud para con Jung. El psicoanálisis no es ciencia en el sentido positivista, pero muchísimo menos es una magia o una religión, su sujeto, como sus fundamentos, sus bases y su modelo, están sostenidos en la ciencia moderna. Sin embargo, la ciencia necesita también desechar a la verdad, pero dejar algo en su lugar, ese algo sigue siendo Dios, pero es inconsciente. Por lo tanto, el ateísmo del psicoanálisis consiste en tomar conciencia de eso e incluso cuando en determinadas circunstancias juramos por Freud, sabemos que Freud también era un humano, con errores y defectos. Pero en el caso de la ciencia, el científico propiamente no importa, está desaparecido; es decir, para aprender física no tienes nada que saber acerca del deseo del físico, pero para adentrarse en el psicoanálisis sí hay que tener en cuenta el deseo de Freud. En fin, el procedimiento del satanismo siniestro puede a veces parecerse al de Descartes. Azerate o Luicifer en el lugar de la verdad, de la garantía, de las entidades reales del Caos que no engañan, y el mundo físico/material sería homólogo al diablillo perverso que Descartes utilizó para su hipótesis sobre Dios. En nuestro caso lo que ponemos en el lugar de la verdad es al deseo. Y como el deseo es inconsciente, pues bueno, ya entienden de qué se trata la fórmula de Lacan. Ahora bien, lo importante del fantasma de Satanás es que, pecando un poco de seguir el mito judeo-cristiano, aunque también incorporando la concepción paganista, el Diablo es el síntoma de Dios. En la canción de Chaowolf, The Phanthom of Satan, escribo: "Todo aquello que Dios reprimió, su infantil pasado que gustoso olvidó, es su síntoma, su fiel detractor". Es decir, la represión en el sentido freudiano: es de lo que Dios no quiere saber nada eso que vuelve como su síntoma, el Diablo, y con él, el hombre mismo. ¿Por qué? Porque cuestiona su perfección, es su falta, en ambos sentidos. Pero también, cuidado, porque es su infantil pasado, o algún elemento, como la magia, lo que retorna. 

Que la magia sea un reminiscente infantil, no queda duda, pero hay que ver en ella algo más, por lo que vamos a pensar en un estilo de magia moderno, la magia del caos, cuyas influencia sobre mí hace ya algunos años es notoria. La magia del caos opera con paradigmas, cambios de paradigmas, plasticidad psíquica; es decir, no es muy apta para gente necia, quizá por eso me he alejado un poco de ella. Pero no por ser demasiado difícil, como para muchos ciertamente lo es, sino porque llega al punto en que al fluir libre entre ideas individuales acaba cerrando todo tipo de discusión, fundamentación y se presta más para las imbecilidades. Imbécil etimológicamente significa "sin bases". Si alguien dice "sí" y otro dice "no", ambos acaban diciendo "pero Caos es sí y no", y pues no, no es tan fácil. Caos no puede ser todo, porque así el Todo queda sin falta. Por lo que tengan cuidado de leerse al pie de la letra cosas como el Kybalión. Leía una entrevista a Evol que evidencia esa postura (no creo que sean magos del caos pero andan por esos rumbos) que ellos ya no apuntan sólo al lado oscuro, sino a la totalidad. Yo les pregunto: ¿en qué parte del Kybalión hay espacio para la falta? A ver, principio femenino y masculino, falo y senos representados en la pintura de Baphomet por Eliphas Leví, ambos son presencia de algo que no está, eso que no está, que pondría a temblar al Todo, no es su dual, es más bien la imposibilidad de cerrazón de la dualidad. Porque si todo queda en dualidad, en armonía apuntando a un universal, no hay lugar para el tercero; es decir esa ideología es condescendiente la plenitud madre/hijo. El caos no podría reducirse a un término incestuoso, puesto que el caos se instala como deformación de la Cosa. Cuando la Cosa no está, entra el Caos. Es incluso su anagrama. No voy a definir aquí al Caos, porque así como con su primo el Tao, si se define ya se comenzó con el pie izquierdo, lo que sí puedo proponerles es esta fórmula: c <>, a. C minúscula es caos, a minúscula es el objeto perdido, la barra significa que no hay correspondencia, el caos sólo es aprehensible a través de sus efectos. Propongo pensar el caos en minúscula para irle barriendo esos tintes teológicos a la concepción. En la fórmula del fantasma de Lacan lo que está en el lugar del caos es el sujeto, por lo que el sujeto es caos. Eso es lo importante de la magia, y que se demuestra con la magia del caos: la articulación de los significantes que estructuran al sujeto no petrifica, los significantes pueden ser movidos de lugar, no mediante solamente un click, o un movimiento de la varita mágica, pero sí mediante el deseo, es decir, aquello que hace brecha ante la demanda del Otro, que permite separarse y hacer el propio sendero. La meta-creencia, acción indispensable para ser un buen mago del caos, es poder tomar a los significantes como significantes y no como significados concretos y cerrados, es permitir el fluir metonímico en la creencia. El resto que queda de esa operación de cambiar de creencia es el deseo, que no debemos confundir con la demanda, la demanda es todo lo que se pide en un ritual, es petición, pero el deseo es lo inconsciente de todo eso. Por lo que el axioma de la magia del caos, "nada es verdad, todo está permitido", tomado de los nizaríes, yo lo reformulo y digo que, sí hay verdad, la verdad del deseo, y gracias a ella, el sujeto se puede permitir el goce. Las demandas se pueden cumplir, con un par de sigilos o alguna gnosis de calidad, pero al apuntar a la dimensión de lo inconsciente (el olvido, los destierros, son ejemplo de esta tendencia), lo que se está jugando es algo en relación al deseo; en otras palabras, lo que se pone de manifiesto en la magia del caos es la estructura de lenguaje, inconsciente, que puede determinar cortos-circuitos entre causas-efectos, lo cual es el propósito mágico, sin necesidad -en el mejor de los casos- de apelar a una psique trascendental metafísica al modo Jung. Espero que ya vayan entendiendo que la magia del caos no es tan libre como parece. No es el refugio de los que quieren ser Todo, un ecléctico no es necesariamente mago del caos, es menester cierta cuota de limitación en tanto que el mago debe desfigurar su ego y notar que él se encuentra estructurado, incluso determinado, en ese orden simbólico (el universo, caótico por definición) del cual él pretende sacar algún provecho. Poder articular el deseo mediante la práctica mágica; es decir, con palabras (los rituales también son palabrería), es hacer magia. Si sólo se reduce la magia al lado de cumplir demandas y demandas, acaba siendo como los chistes del genio de la lámpara que siempre cumple otra cosa debido a la ambiguedad del significante. Y como siempre es cosa de significantes, los resultados de la magia dependen de su primicía, de su contiguidad y de la retroactividad. Cuando uno pide algo y se le cumple, es importante revisar las condiciones de sentido que hicieron posible ese logro, y cuando la petición involucra más que nunca a nuestro deseo, es importante poder escuchar mas allá de lo que decimos. A veces soñar es el mejor preparativo para un ritual, o ir a cagar el destierro más eficaz. Pero en fin, la magia del caos se considera central, ni derecha, ni izquierda, porque a veces es derecha, y a veces izquierda, pero como ya hemos visto, eso es condición de cada mano como tal, por lo que, mi propuesta es que la magia del caos tiene tres manos; la tercera mano, puede ser la del deseo, que nos lleve hacia caminos inesperados, pero con justicia para con nuestro ser, ese ser del que Dios no goza. 

Regresando al BM: el nivel de la religiosidad no queda únicamente depositado en aquellos círculos cerrados que siguen un mismo discurso, sino que es de algún modo desplazado a la música: decía Marx que la religión era el opio de los pueblos, luego Zizek de un modo muy sagaz nos dice que ahora ese papel lo juega la música. Usemos un ejemplo básico: géneros en los que la creencia del individuo no es determinante como en el Heavy o en el Trash; género que sin embargo, nos muestran con niditez la funcionalidad externa de la creencia: Slayer o el clásico Number of the beast de Iron maiden, son temas que no necesitaron la creencia "interna" o psicológica del intérprete para funcionar en su exterioridad; del mismo modo en que los niños no necesitan creer realmente en Santa Claus para que éste les siga trayendo regalos durante un tiempo. La creencia, pues, es estructuralmente hablando, siempre operante, debido a que si, como ya he dicho, el Otro no existe, se necesita una cuota mínima de creencia ante la angustia de esa inexistencia. El descubrimiento freudiano nos advierte ya de algún modo de esta posibilidad bajo el mecanismo de proyección (término que ha pasado a la verborrea común gracias a la pangea psicologista): uno puede proyectar en el Otro su propia creencia rechazada. Lo que este papel actual de la música nos trae a reflexión es que la creencia no es subjetiva en el sentido psicologista, es objetiva en el sentido de la materialidad del significante. 


¿Podemos llevar esto a lo que se puede llamar el cinismo posmoderno en el BM? Es decir, el lado aparentemente opuesto del blacker enajenado que ve al BM como una verdad encarnada en sí misma. El blacker cínico posmoderno puede oponer, por ejemplo, la desustancialización del material (discos, cintas, etc.), el humor reiterado (a veces excesivo) ante la imagen del BM, el rechazo a bandas que han pasado a ser de la jerga común, el abogar por no utilizar playeras porque son un modo de fanatismo, o el clásico: "escucho todo tipo de música, no sólo me encierro en el BM; sin embargo, me infarto con el nu-metal". Es decir, el blacker cínico posmoderno hace semblante de haber trascendido el tradicionalismo blacker. Por supuesto que nuestro punto de mira no es un regreso al esencialismo, sino más bien ver en ese cinismo posmoderno un modo más de petrificación que impide la subversión del BM. El nu-metal, por ejemplo, es el paradigma del retorno de lo reprimido en los blackers posmodernos. Por favor, tengan en cuenta que estoy dando ejemplos, no leyes, puede haber muchas variaciones a estas constantes. Nuestra propuesta es DIFERENTE a estas dos posturas: es, en primera, asumir nuestra condición de sujetos al discurso del Otro; y en segunda, poder ver su tachadura, la no existencia del Otro. En estos puntos nos distinguimos del clásico cinismo posmoderno: aquel se sitúa siempre del lado del Otro, impidiendo verlo tachado. Quizá sea una comparación un poco abrupta pero vamos a ver: el clásico señalamiento de que nuestro actual presidente, representante del Otro en tanto México-Estado-Gobierno, Enrique Peña Nieto, es un completo imbécil ¿no huele demasiado a identificación con el rasgo por el que precisamente se le ataca? Este sujeto representa el ideal del yo subyacente en México: tranza pero avanza, puedes ser un idiota pero tener más poder que 100 filósofos desempleados juntos, tener de esposa a una actriz de telenovela, etc. 


Esta relación entre un yo, un otro y un Otro nos puede ser útil para abordar nuevamente la cuestión del anticristianismo, que muy de pasada vimos en nuestro encuentro II del año pasado. Y quisiera disculparme por no ser tan constante en estas transcripciones, ha sido debido a problemas de tiempo, incluso algunos saben que en este año estuve grabando también el álbum de Chaoswolf: The fall of the idols, al que les remito sinceramente. Continuamos: el yo se constituye a través de su imagen en el espejo, un otro que en un tiempo lógico es igual y distinto a la vez; que a su vez esta relación imaginaria se da en una base simbólica a la que llamamos Otro. El Otro nombra, por medio de su palabra, el ideal del yo al cual aspirar, sea cual fuere. Al odio nosotros lo situamos en la relación especular con una imagen que es la pantalla de la falta, del modo en que Freud nos dice que la relación primordial con el objeto (mundo exterior) es de odio, pues perturba el goce del yo placer. Concretamente el BM se sostiene -y debería seguirse sosteniendo- en una intolerancia. Sin embargo, esta relación dual del cristiano contra el anti-cristiano no queda ahí, sino que se sostiene bajo los significantes de un Otro determinado pero no igual: el paganismo, el satanismo, o incluso el ateísmo. Zizek llega a tener una interpretación atea el cristianismo, que notamos que posee más bien una finalidad operativa en su discurso, no nos detengamos mucho en eso. Ya la he mencionado anteriormente: se trata de la escenificación de la muerte de Dios. Y sobre esa línea también se habla de un superyó extremadamente voraz que contiene en su seno el cristianismo: no hay forma de pagar las deudas de nuestros pecados pues Dios ya murió por todos. Si de niño uno podía decirle a sus padres "¿y a mí qué? Yo no se lo pedí", ellos fácilmente argumentaban: pues de todas maneras lo hizo. La deuda con Dios es del tamaño precisamente de su amor: es universal, impagable y en gran medida culpabilizante. El pasaje del dilivuo de un Dios colerizado a dilivuos de amor es importante, pues nos muestra el balance estructural entre el amor y el odio. El amor cristiano, que se extiende incluso al enemigo, tiene una exigencia implícita, que es la jerarquización. Como se dice en Lucas 14:26, me parece, "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo", obviamente no hay que ser estúpidos y entender aborrecer en el sentido que le damos ahorita; se refiere a que tenemos que amarlo más a él que a cualquier cosa terrenal; es decir, elevar el amor a un nivel espiritual, que hasta cierto punto es la concepción que ronda hasta en quien menos la piensa. Todos distinguen, por ejemplo, amor y simple deseo sexual, como si pudieran ir rotundamente separados. Hasta en la más burda prostitución hay demanda de amor, simplemente que el dinero como objeto desechable sirve para evitar lo que podría llamarse, un malentendido. Así, el cristianismo instala una categoría de amor, que en el BM, a modo de formación reactiva, se convierte en tormentas de odio, el odio como cuasi sustancia universal, etc. Pero el odio también desgasta, y ese gesto tan mediocre para algunos, de dejar de odiar, es a su vez, una muestra de victoria. Como diría Nietzsche, el odio es para el igual o superior; el desprecio para los demás. Por lo que a veces es mejor hablar de desprecio; pero tampoco hay que despreciar demasiado.



 Si ven odio racial, intolerancia hacia otras creencias, etc. se le considera factor clave de la blackmetalerés, pero no por ello dejemos de ver que las más de las veces los fundamentos no son claros y pareciera sólo motiva la envidia y la imbecilidad. Hay que saber bien qué es lo que vamos a atacar y por qué, no nada más porque alguien nos vino a contar que el cristiano mató a nuestros ancestros en nombre de la Cruz, porque resulta que los ancestros también mataban en nombre de la Serpiente, y explotaban a pueblos hermanados. Por otro lado está el denominado "auto-odio", de la oleada de BM de pacientes psiquiátricos, que no pueden asumir la tristeza y la disminución del impulso vital sin hacer de ello un producto de consumo e incesante repetición, regalárselo al Otro (quien, por cierto, es quien certifica si estás enfermo o cuál es el problema "mental"), como impidiendo que haya una asunción del goce que implica en el sujeto en su particularidad -claro que hay excepciones. Si esos son los motivos de que se piense que el BM es odio, antihumanismo, etc. pues ¿cómo defender que sigan viendo a este género como a un niño rebelde y tonto? Yo no estoy en contra, como ya lo he dado a entender, de que el DSBM, el NSBM, el satanismo, el paganismo, el odio, sean parte del BM, lo son, son elementos clave, que Uds. han visto he ido revisado a través de los 8 o 9 escritos que van hasta ahora. Mi subversión del BM es simplemente cuestionar los fundamentos, posibilitar cosas más sólidas, incluso fomentar la creatividad; cuando apelo a la particularidad, por ejemplo, en los casos de melancolía, estoy apuntando a eso. Algún listo subió una vez canciones de Chaoswolf a Youtube, y supongo que por la voz, los teclados y los ritmos, puso que era DSBM. Algunas letras de esas canciones eran inspiradas en sueños, en mis sueños, ¿cómo podrían mis sueños ser parte de ese género tan rotundamente igual? Con Calvarium Funestus escribía sobre satanismo, tuve influencia de un par de libros bastante buenos, aunque también me gustaba escribir "satanismo desmadroso", que simplemente fluyeran los sentimientos en las letras. Hace algunos años, hice todo un sistema de creencia que encajaba varias tendencias dentro del BM, las ajusté, pinté con muy buenos colores las contradicciones, ciertamente tendía hacia totalizar la experiencia dentro del BM, en especial porque me consideraba y me considero un representante del BM mexicano del nuevo siglo, por lo que conozco bastante bien de lo que hablo, y mi subversión del BM es ante todo, la subversión que he tenido conmigo mismo. He logrado fragmentar todo aquel sistema, detectado nuevas formas y creado algo nuevo, que es esto, el Orgenlatém, el cual les comparto porque sé que tiene efectos, que el discurso que habla a través de mí, la filosofía, el psicoanálisis, etc. pueden aportar mucho en estos tiempos de mismidad y certezas chatas.

-Chaoswolf


miércoles, 2 de octubre de 2013

ENTREVISTA / Chaoswolf agosto 2013

Chaoswolf Directo de veracruz, México es una banda que se a caracterizado por su apego a
la filosofía del genero, psicoanálisis y la licantropía y que hoy presentamos para poder comprender mejor
este proyecto que todavía mantiene y trasciende dentro del black nacional y se a ganado el respeto de muchos.


¿Cómo es que nace Chaoswolf y quienes han formado parte del a través del tiempo?
Chaoswolf nació por ahí del año 2007, con la colaboración de Berserker (baterista del difunto Calvarium Funestus); grabamos unas cuantas canciones que pueden ser escuchadas en mi compilación. Azrael tocó batería un breve período cuando ya había comenzado a trabajar con Senectus de Cineris Requiem, con el último hasta la fecha sigo produciendo enfermedad: precisamente si quisiera explicar cómo nace Chaoswolf, diría que nace como un síntoma y su mensaje era nada más ni nada menos que mi nombre propio. 

¿Cuál es tu definición personal de la licantropía, porque tanto apego a ella?
Bueno, la licantropía para empezar es mitológica, lo cual no quiere decir que no contenga seriedad. El mito del licántropo puede entenderse como aquel origen perdido, la fusión plena entre el hombre y su instinto; sin embargo, el hombre-lobo sólo puede ser lobo porque es hombre, y en el hombre, como sabemos, algo del instinto no marcha bien. El lobo es una figura espectral, que más allá de atraernos por sus cualidades animales, nos atrae por sus cualidades que bailan en un limbo entre lo humano y lo animal. Lo que yo llamo el espíritu del lobo no es un regreso a la seguridad instintiva, es más bien un horizonte que impulsa a otra altura. Algunas letras de Chaoswolf son sueños relatados, en los que precisamente la licantropía tuvo mucho que ver.

¿Qué sentimientos o ideas alimentaron a Chaoswolf y cuál es la razón de que se mantenga en pie?
Más que nada es el deseo de hacerme escuchar, que se escuche mi locura, mi odio, mi angustia, que algo cause en los sujetos: poco me importa que la gente comparta mis ideas, más bien me interesa que algo desaten. Estoy en pie porque -pienso- que el BM necesita una ruptura; no soy un predicador que viene a convertir gente a una creencia, vengo más bien a minar las creencias, a desestabilizar la congruencia.

Cuéntanos un poco de la trayectoria que haz llevado con este proyecto.
Los primeros demos (los 2 primeros para ser exactos) tenían un estilo muy atmosférico, turbio; incluso algunos le han llegado a llamar depresivo (así me han subido a youtube), término que nunca me ha gustado para catalogar a mi música. ¿Acaso Luror por In a room in hell o Cease to live ya es depresivo? ¿Noenum por temas como Gates of maniac-depression and suicide¿Gris o  Silencer son DSBM? Es demasiado apresurado llegar a esas conclusiones. Lo digo precisamente porque debido a esa tendencia a la clasificación, muy al estilo de la psiquiatría, se ha perdido la noción de lo que hace a una banda distinta de otra, y a su vez -como buen amante de las paradojas que soy- la noción de lo Igual de muchas otras más. Yo llamo DSBM a las bandas iguales.
El tercer demo es como una especie de fusión de los dos primeros, pero ya dibujaba un cambio. Luego di un giro, porque Chaoswolf tenía más qué decir, e hice canciones como Wings of Paradox, Opening for a delirious Trickster, Transmutation, en fin, el estilo ya estaba más alejado del clásico Chaoswolf.

Danos un avance de lo que será tu próximo disco
Podría decir que The fall of the idols es el disco más complejo en cuanto contenido, las letras apuntan al ateísmo (un ateísmo real, distinto del cinismo posmoderno), a la decadencia de todo lo que en algún momento tuvo brillo, a la desmitificación del yo a través de metáforas, jugué un poco con lo establecido: utilicé dos nombres y dos lenguas, Chaoswolf y Farkas, uno canta las partes en español y otro las que están en inglés, uno utiliza corpse paint (como siempre) y el otro usa un parche en el ojo. Obviamente cada uno representa cosas aparentemente opuestas; y sin embargo, son dos extensiones de mi nombre hispano, Raúl, que etimológicamente proviene de lobo. Farkas es lobo en húngaro, wolf en inglés. Todo esto para decir que si bien “lobo” se puede traducir en muchas y variadas lenguas, mi nombre propio va a permanecer siendo el mismo, sustraído a la infinidad de nombres que pueda haber. Por eso juego con eso de las “identidades”, Farkas no usa corpse paint porque piensa que el BM no necesita esa imagen para serlo; Chaoswolf lo utiliza porque al usarlo se desconoce a sí mismo, debido a que las máscaras nunca son sólo máscaras… Las canciones tienen partes en inglés y en español. El inglés, como sabemos, es una lengua que para bien o para mal está universalizada, por eso representa a lo universal. El español, por otro lado, representa a lo particular. Mi intento es traer la paradoja de que la universalidad sólo es tal si existe un particular que se le excluye.   

¿Alguna vez ha sido cumplida la necesidad (si es que existe) de presentar a Chaoswolf en directo?
Chaoswolf nunca ha tocado en vivo. No sería una mala idea actualmente, pues tengo canciones más apropiadas para ello, pero no veo la necesidad, más bien sería por diversión.

¿Qué piensas de los proyectos que han surgido acerca de la cultura pagana de tu país y el NSBM?
Qué bien que se hable de paganismo prehispánico en diversos proyectos, y es muy interesante cuando logran articularlo con sonidos del mismo origen, lo apoyo totalmente. Pero otra cosa muy distinta es cuando se quiere hacer NSBM con tenencia indigenista. Llegan a ser racistas. Si uno de los fundamentos del NS es que las razas no se deben mezclar, ¿ellos son indígenas puros? Si eres mexicano mestizo promedio, renegar de tu sangre española es igual de ridículo que renegar de la indígena. Pero luego viene el NS mexicano que no habla de razas (acepta su mestizaje) y sólo exalta a la nación, México, y hasta decora su bandera con svásticas y demás. Es pura abstracción lo que hace; es decir, metáfora. Se sustituye una cosa por otra, pero lo que permanece intacto es el querer ser hijo de un Führer. El Führer es un padre, naturalmente. En fin, no apoyo el nacional socialismo, en alguna breve época de mi vida tuve inclinación por esa ideología, no he sido el único que ha caído en esa propaganda tan seductora. El mismo Heidegger... Pero bueno, se aprende mucho, nunca hay que arrepentirse de nada.
Primer punto: La única verdad es la que empuja... No la que se cree que se posee, ahorita yo no estoy en la verdad, estoy sólo causado por ella. El problema del NS, junto con muchas ideologías más, es que te hacen creer que tienes la verdad, y al mismo tiempo no adviertes el lugar de la verdad como causa. El “ser ahí” es “en la verdad”, decía Heidegger.
Segundo punto: No se trata de que el nazismo sea una ideología falsa, pues tiene diversos planteamientos que encajan con la definición clásica de verdad (no la que he utilizado anteriormente). ¿Cuál es? Adecuar el intelecto a la cosa. La biología, la antropología, etc. le apoyan en muchos puntos. Sin embargo, yerran en el punto en que es precisamente lo virtual de toda identidad lo que les permite, a los nazis, verse como lo que se ven. ¡Es por esta razón que es igual de virtual la identidad de un NS ario de Rusia que la de un mestizo nacionalista de Perú! Tengan muchísimo cuidado cuando dicen "el NS es para los arios", pues automáticamente están afirmando que existe el ario en el sentido nacional socialista. La figura del ario, como la del judío, son un delirio del nazismo.  

¿Cuáles son tus planes a futuro?
Más Chaoswolf, todavía tengo mucho por hacer.

¿Qué bandas han influido musicalmente en ti?
Podría dar algunos nombres: Burzum, Evol, Noenum, Summoning, Avinar; generalmente son bandas con las que no comparto muchas ideas, con Burzum, por Dios (!), ¡discrepo brutalmente! Estoy en divergencia con la mayoría de las tendencias ideológicas del BM, por eso he creado mi propio estilo de letras: no soy un teísta ni de derecha ni de izquierda, no soy pagano, tampoco le rindo culto a la naturaleza, etc. Soy más bien un cáncer dentro del BM.

¿Dónde podemos escuchar material de Chaoswolf?
Lo ideal sería que consiguieran el material pasado con Runenstein Records y el Full con Silentium in Foresta Records, o directamente conmigo. También pueden escuchar mi música en youtube.

Un placer conocer Chaoswolf desde tu punto de vista, sin más que preguntar, el siguiente espacio es tuyo si tienes algo que agregar.
Te agradezco mucho el interés en Chaoswolf, les envío un saludo/aullido a todos los que se han atrevido a leerme y comprenden de qué se trata este proyecto. Les dejo mi blog:www.blackmetal-ideologia.blogspot.com


Entrevista por M. Famentas (Liwyatan Rex Zine).


jueves, 29 de agosto de 2013

VII. Acerca de Les Légions Noires (nota sobre la muerte y el anti-humanismo)



Casi a la par de los acontecimientos relacionados con el Inner Circle en Noruega, se hace escuchar con estruendo la voz francesa, a través de un BM con un singular sonido, en total desacuerdo con lineamientos estéticos, con pésimas grabaciones que iban acordes al mensaje codificado de estas bandas. Aparecidas aproximadamente a principios de los años 90’s, bandas como Mutiilation, Belketre, Vlad Tepes, Black Murder, etc. creaban una música en completa unión con la oscuridad, la muerte, y en especial, con una cierta cuota angustia; todo esto en gran parte debido a la indigestión que provoca una música que no está dirigida a ningún interlocutor si no es a través de lo feo y lo siniestro. Este conjunto de proyectos se autodenominaba Les Légions Noires (LLN). Y planeo con esta breve descripción hacer la justa diferenciación de este BM con  lo que serían géneros relacionados con lo grotesco y repugnante, como el grind, gore, etc. La fealdad de LLN es una fealdad que se sostiene en una clase de espirtualización invertida. Si en el gore se hace alusión a la muerte como el efecto de la degeneración biológica o del elemento externo acorralando al organismo a su final, en LLN lo que muere no es exactamente un cuerpo: lo que muere es un humano y el mundo asociado a él. La entidad encargada de esto, de todo lo opuesto a la Creación, es Satanás, por supuesto. A tal punto de que en una entrevista a Moevot el sujeto dice, sin más: “Moevot is no creation but destruction”. La identificación de ese Satanás como un absoluto, sea en tanto destrucción, en tanto Noche, en tanto –como ellos llaman- el Holocausto Negro, es la característica de que de casi 10 entrevistas incluidas en la revista de las legiones, The Black Plague, ninguna se distinga considerablemente de otra. ¿Sería demasiado inmoral de mi parte concebir esto como una forma de ventriloquia? Pero algo que les he venido diciendo es que la dimensión del Otro siempre está presente, por lo que, a mayor o menor grado, siempre somos hablados. Freud decía que en las psicosis el inconsciente, que el neurótico tanto oculta, salía a flor de piel, y ese inconsciente no es otra cosa que ese Otro discurso que nos habla. Pero no vayamos hasta los psiquiátricos, les muestro un ejemplo más sencillo, ¿conocen el metro de la ciudad de México? (¿Quién podría extrañar el cine de Jodorowski por allí?), ¿han notado el tonito con el que los vendedores suelen ofrecer sus productos? A mayor escala pareciera que hay una especie de máquina que los conecta a todos para reproducir esas palabras con el tono correspondiente, es curiosísimo, son detalles que pasan desapercibidos; pero más o menos de eso se trata, de que habitamos el lenguaje, de que Eso habla.

Pero sería harto severo decir que las legiones negras hayan sido una mera reproducción del BM noruego, más bien diría que había una cierta insistencia en la diferencia, que a nivel lingüístico se expresa con soberanía: el gloatre, lengua inventada por Vordb de Belketre, nos demuestra que había un nombre propio construyéndose. Del mismo modo en que País Vasco a través de su lengua, el euskera, abogaron por su separación con respecto a España.

Sin embargo, si hemos cedido en intercambiar ideas con gente inmiscuida en el BM sabremos que tanto el sonido como las ideas que distinguían a las LLN, en su nombre propio, han sido adoptadas, y haciendo inferencia de la actitud de las legiones, en esa adopción sólo habría pura y completa falsedad. Sus criterios tendrán, pero lo que nosotros decimos es que en cualquier adopción ya hay una pérdida, así como Nargaroth hace tributo del BM, así hay bandas que hacen tributo a las LLN. Y ya antes de que Nargaroth formulara la muerte del BM en su respectivo monumento (Black metal ist krieg), Wlad de Vlad Tepes dijo: Black metal is dead now. But we, are we really “alive”? Esto en 1995, pero es posible que incluso antes se hayan formulado afirmaciones de esta clase. Y es muy importante tenerlas en cuenta, porque esa es la principal muerte que vuela sobre nosotros. Efectivamente, los miembros de las LLN son muertos vivientes, quizá como zombis, cuyo mensaje es muerte, muerte y más muerte. Por eso suelo decir, un poco irónico, que Las Legiones Noires son más black que el black. ¿Qué son los zombies? Son, digamos, pura pulsión. Pulsión de muerte que va más allá de la muerte, en tanto biológicamente un individuo al nivel de la especie esté, por decirlo así, ya muerto. “Un individuo no es nada comparado con la sustancia inmortal oculta en su seno, que es sustancialmente, lo que existe como vida”, nos dice Lacan, siguiendo a Freud, que a su vez seguía a Weissman. ¿Se dan cuenta qué se está diciendo aquí? Que la dualidad vida y muerte, cuya facilidad para el intelecto concluye en esta reiterada ideología de “muerte” de LLN, no existe, y de lo que se trata es de una sustancia inmortal que mata todo el tiempo. El zombie es la representación de Eso pulsional que nos habita y nos excede. Reducido a la pura oralidad, el zombie es la regresión al estado místico de plenitud incestuosa.

“Acerca de las LLN”, o ¿por qué no decirle a-cerca? Es decir, sin cerca, que rompe con las barreras, algo que acerca a eso que nos aleja de la comprensión... ¿Y no es acaso la comprensión un intento de cerrar el círculo? Los absolutismos de los conceptos de LLN son un claro y desesperado intento para dar respuesta al enigma de la existencia.

Y en definitiva las legiones negras se acercan a eso pero no lo logran asimilar, concluyen en que todo tiene que tender lo más pronto posible al “Caos” supraterreno, cuando eso supraterreno es lo terreno mismo, es la naturaleza no simbolizada (ojo: nada que ver con la naturaleza de la que hablan las bandas BM “naturalistas”), caótica, inefable, inasimilable para lo simbólico que constituye el mundo humano. Estos sujetos se refieren en todo momento a la destrucción de lo “humano” al mismo tiempo que al “mundo”, y tienen razón, lo simbólico es el mundo humano, pero hay algo en él que está por fuera, pero que a la vez moviliza: es lo real. Wlad cuenta que de joven tenía una pesadilla en la que aparecía una silueta negra que lo tomaba, lo atrapaba, a posteriori él interpreta, le da sentido a eso sin sentido, y entonces siente un extremo goce al ensoñar a esa cosa negra que se le presenta. Dice que tanto sus hermanos de la legión, como él, le conocen. Pero antes de que él le hubiera permitido el acceso al sentido a esa indefinible presencia, ¿qué era? ¿De dónde provenía? ¿Y si fue angustia su primera reacción ante eso que soñó? Lo negro y la oscuridad son significantes que apenas pueden dar cuenta de la hiancia, pues ella es tan excesiva a la vez, que no da oportunidad para pintarla de ningún color. Lo que se presenta en las pesadillas es tan abrupto que obliga a despertar, a abrazar la realidad, y si alguna pesadilla ocasionó esto en algún miembro de la LLN, creo que deberían considerar el re-bautizo.

Pero lo real es sólo un nombre para nombrar lo innombrable, eso diferencia mis proposiciones: yo no tengo un culto a lo real, ni al objeto a, ni a Lacan ni a Freud. Para empezar ellos eran humanos, y se equivocaban muchas veces, a pesar de ser tan sagaces. Desarrollo las propuestas de unos cuantos humanos, desde diversos campos del pensamiento, por lo que cabría redefinir a lo humano. Para LLN humano es todo aquello que ellos no son. Ellos son, a pesar de tener un cuerpo humano, otra cosa que no es humana. Hacen alusión a la pulsión que les habita, pero, si eres anti-humano, ¿todas tus condiciones humanas, como el error, los sentimientos, la conciencia de muerte, etc., serían delegadas al otro que –estúpidamente- es humano? Y cuando suceden en uno mismo, ¿es porque se pecó de humano? Si vieran que el término humanismo surge precisamente cuando el humano logra desplazar a Dios del centro para colocarse a sí mismo, ¿no sería el anti humanismo un intento de quitar nuevamente al humano, devaluarlo como especie, y colocar en el centro ahora a otro Dios, Satán, portador de la promesa de la destrucción perpetua? En la entrevista a Belketre, el sujeto responde y dice que la diferencia de Satán y Dios es que el primero sí cumple sus promesas, nótenlo, estamos ante la dialéctica de un padre bueno y un padre malo, dentro de un mismo fantasma. ¿Y qué ofrece el padre bueno? El goce absoluto: la muerte, total destrucción, en pocas palabras el cese de una realidad que en sí misma es displacentera. Lo es. Pero ¿no es demasiado humana esta reacción ante el displacer de la realidad? ¿No es demasiada humana la conciencia de muerte (de que todos y todo puede morir) que invita al culto que profesan estas legiones? No es mi intención señalar que hay una contradicción en ello, pues eso no debería ser motivo para dar pasos atrás, sino más bien apuntar a un lugar en el que no hay contradicción, pues tanto la contradicción, como el humanismo, se basan en el Yo. Aquel punto de no contradicción es lo que define a lo humano más allá de su narcisismo, la estructura en la cual él se hace humano, pues ser humano no es una maldición que ya viene de paquete, el humano no nace, se hace, por lo que no es extraño que exista también el antihumano. Se trata del inconsciente, si lo vemos de modo tópico, el lugar que descentra al humano, pero que no coloca a ningún Dios como sustituto, sino que advierte de que hay que pensar a lo humano de otra forma. La forma en la que lo piensan las LLN es, a mi gusto, limitada, y no se acerca ni siquiera a una misantropía real. Si la humanidad es un error, muchas cosas se pueden hacer de eso. Esa es una misantropía justa con el propio deseo, tanto mortífero como erótico. Y bien, esta es mi opinión, espero no despertar diversos sentimientos con mi humanidad a corazones que los trascendieron.

-Chaoswolf 


viernes, 16 de agosto de 2013

VIII: De los senderos (parte I)

Temas: 
-No hay origen
-¿Qué quiere el Otro de mí? 
-Con(tra) el Otro (revisión de la entrevista a Shining) 
-Ni lo uno ni lo otro, la pérdida




Hemos estando en camino a reformular al BM desde una perspectiva, que no es una cosmovisión, un universal aplicable a todos, sino que pretendemos que los lectores puedan generar nuevas preguntas y tomar de nuestro trabajo elementos que puedan subvertirlos a sí mismos. Aquí no estamos en contra de las diversas posturas, no se trata de un dogma de fe, sólo apuntamos a proponer otro modo de comprender la subjetividad mediante este objeto que es el BM, el cual nos proporciona muchos temas a tratar y que abarca planos que van más allá de una simple tribu urbana. El BM es un género único, especial, que en su singularidad representa una universalidad, por lo que les he propuesto no verlo como un derivado más del metal. Uno de los rasgos fundamentales, elaborado por mí, que le haría ser distinto a todos lo demás, es que para el BM no se es, o podríamos decirlo jugando con la lengua inglesa: nonsense. No se es porque entre el BM y el sujeto que es parte de él no hay relación de correspondencia, más bien hay una barra Intermedia, de la cual nosotros nos encargamos de lidiar, y que le llamamos propiamente: el inconsciente. No es que en otros géneros no exista esa barra, simplemente que, por ejemplo, en el metal no existe ninguna incertidumbre ontológica con el ser del metalero: el metalero es quien ama el metal, quien no lo posa, quien lo lleva en el corazón, etc. Se podría decir que esto también definiría al blacker, pero si lo dejamos así, sería sólo blackmetalero; o sea, un metalero. Pero de lo que se trata aquí es de re-definición. Quizá esto les vaya dando una orientación de por qué he dicho que no existe el blacker. 




Podría concebirse al BM como un culto de pensamientos diversos e incluso antagónicos, parafraseando las palabras, por ejemplo, de un Kanwulf (Nargaroth), y discrepando notablemente de su idea de que por "llamar" a ese culto, ya estamos hermanados de un modo cuasi espiritual. "Puede ser que no siempre compartamos la misma visión de Black metal, siempre llamamos al mismo culto. Esto nos hace hermanos innegables, en sangre y odio!", dice Ash de Nargaroth. Aunque es de resaltar la actitud de Nargaroth hacia latinoamérica, que es de total respeto y admiración, cosa que debería darle vergüenza a muchos latinoamericanos malinchistas. El mérito de Nargaroth, cosa que ya he mencionado, fue el de hablar de la muerte del BM; aunque al parecer cuando lo escuchamos -en su entrevista actual- demostrara pensar todo lo contrario, en temas como Possessed by Black Fucking Metal y The Day as Burzum Killed Mayhem lo dice tal cual. Nosotros precisamente seguimos esa línea de vitalidad que nos puede otorgar la muerte del BM; pero no nos quedamos ahí, y seguimos sobre ese camino peligroso para ir más allá de la muerte, a sus posibilidades, encarnadas en lo real de la letra con la que escribimos. 



Uno de los problemas del BM es que se le quiere ver como algo "real", serio, objetivo; cuando se toma esa postura implícitamente se toma cierta distancia en la creencia (nadie puede creer en algo que no tenga siempre cierta distancia con lo real en sí). Por ejemplo, cualquier creyente en Dios se psicotiza si probase que su supuesta existencia se vuelve objetiva, tangible, real. En cambio ver las cosas desde el lado de la ficción siempre incluye un acercamiento a la verdad (por ejemplo, cuando una obra teatral o una película pasa a ser tan real que conmueve, despierta sentimientos; o en el caso de los sueños, que son concebidos como algo irreal, sin embargo, contienen un núcleo real que puede hacerte despertar sudando frío), el BM también tendría que ser entendido como una ficción que apunta a un real inaccesible, no a algo concreto en sí mismo.




Por supuesto que esta concepción será rechazada desde el punto de quienes creen que "objetivamente" llevan el BM a cabo en su práctica cuando hay otros que sólo andan por ahí posando. Que haya gente que esté posando, y lo que es peor, poder detectarla objetivamente, es cosa más de una fantasía detectivesca muy al estilo de la psicología, misma que el psicoanálisis combate. ¿Cómo es llevar el BM a la práctica? ¿Quemar iglesias, matar cristianos? Hay quienes han hecho cosas así, sin tener relación alguna con el BM; aunque hacerlo bajo el estandarte del BM le daría otro toque, en ese sentido, sí, pudiera ser que esa sea una forma de llevarlo a la práctica; no obstante, lo que nos interesa es ¿cuál es el fundamento de este pensamiento? ¿Por qué tanto énfasis en que la verdadera práctica está en hacer cosas ilegales, sacrílegas y demás? ¿Acaso no el simple hecho de hacer música y escribir letras es práctica? ¿Acaso no la teoría es también práctica? Pues bien, podemos notar claramente que es gracias al origen; es decir, debido a que el BM en sus inicios se presentó como algo radical. 




En el origen hubo muchas cosas. No podemos saber si el suicidio de Dead fue a causa de un padecimiento neurótico (manía-melancolía, por ejemplo), o el padecimiento fue consecuencia de su inmersión en su imagen blackmetalera. Sería ocioso investigar eso, por lo que tenemos que prescindir del tiempo en el sentido cronológico. Lo importante entonces es que el acto - el efecto- precede a la causa. En el caso del asesinato de Euronymous, Varg dijo que fue en defensa propia. Pero la verdad es que su acto no fue por una causa localizable (pudo haber sido fuertemente influenciado por su experiencia con Euronymous), pero el efecto convirtió a Varg en un ícono del BM, a pesar de que aparentemente a él eso no le agrada en lo más mínimo. Tampoco sabemos los motivos la homofobia de muchos de los que han asesinado homosexuales. Sobre la quema de iglesias sí podríamos pensar que el motivo fue propiamente el descontento con la destrucción de templos paganos, etc., pero aun así no podemos ver en eso la causa originaria del BM si no es a través de un deseo del Otro al que precisamente se dirigían esos actos. 




Vamos a decirlo así: no hay origen del BM. Suena radical, ¿no?  Vamos a articularlo saliendo un poco del BM: hay un vacío en el centro de la "creación" (el universo) misma, la paradoja típica de Dios lo demuestra (¿Puede Dios crear una roca que le aplaste?). Kant nos ayuda mucho en este punto. La ciencia pretendería tenernos tranquilos con teorías como la del big bang, pero ¿qué había antes de eso? ¿De dónde, entonces, surgió? ¿Quieren saber qué hay verdaderamente en el origen? La respuesta más justa sería decir: no lo sé. Pero, tranquilos, la ignorancia produce mucho. ¿Adónde quiero llegar con todo esto? A que no hay que asimilar que la forma de llevar al BM a la práctica está ya trazada por el origen. Ningún acto es idéntico. Los sinónimos son palabras diferentes que significan lo mismo: ¡en el BM hay exceso de sinónimos! Yo propongo lo opuesto: palabras que pueden llegar a ser iguales pero nunca signifiquen lo mismo. Si el origen está perdido y el efecto crea –retroactivamente- a la causa, la idea es que cada acto tenga su propia dosis de subjetividad. Pero para esto no hay algo fijo: así como un asesinato puede causar desde impacto hasta bostezos en nuestra época, también una canción de black puede estremecer hasta la locura, o simplemente hacer a alguien mover con un poco de tedio el cuello. La palabra es acto, hay que saber con qué tinta se escriben, para poder así escribirnos a nosotros mismos. Si buscamos adecuar el origen (perdido por definición) con el presente, una especie de regreso a las raíces puras del BM, lo que está en juego es más una pregunta fantasmática al Otro que le da el soporte simbólico al BM: ”¿qué quieres de mí? ¿Qué hago para estar certificado por ti?”, empero, lo que tenemos que ver es que el pasado real (digamos en términos freudianos: el trauma) sólo es accesible vía una elaboración imaginario/simbólica que se conoce como fantasma. La labor entonces es viajar a través de ese fantasma y ver en él la marca de lo imposible, de la imposible adecuación del sujeto-efecto al objeto-causa; es decir, la misma marca que permite que el sujeto como efecto de una red entramada de significantes produzca su propio objeto-causa, que a la vez, es su verdad. 




Pero pasemos a un ejemplo más cotidiano y que podríamos anclar con nuestros desarrollos del encuentro pasado sobre el DSBM. Estoy hablando de Niklas Kvarfoth, de la banda sueca Shining, banda cuya popularidad se ha visto en aumento debido a sus epectáculos de goce desmedido y a un estilo musical que combina elementos ciertamente innovadores. Tienen un estilo único, eso es bueno.




Shining es en gran medida la banda que acuña el término Suicidal Black Metal (que no es lo mismo que depresivo, aunque luego la gente los haya juntado), cuya inclinación es promover, vía la subcultura del BM (como Kvarforth lo define), la destrucción, a grandes rasgos. Habíamos dicho junto a Cesare Pavese que el suicida es un homicida tímido, pues bueno, Kvarforth no es un suicida por el simple hecho de que no está muerto, pero con esa definición -nada tímida- de su objetivo con Shining, llega a la misma conclusión que nosotros acerca del suicidio. El suicida mata, mata en el espejo, y también rompe el lazo de tajón con el Otro, y en esta afirmación subjetiva (no siempre el suicidio tiene ese carácter) lo que puede lograr, a fin de cuentas, es introducirse más en el Otro. Volverse signo eterno, se puede decir. El mismo Kvarforth dice querer aspirar a esto, y definitivamente es un camino. Lo de las drogas va por el mismo rumbo, las drogas son un claro ejemplo del goce en sentido lacaniano: un placer más allá del placer, placer en el dolor.  Placer es rascarse una picadura de mosquito, goce es rascar hasta sangrar. La drogadicción, el suicidio, etc. son modos de romper vínculo con la dialéctica en la que nos vemos atrapados en el Otro. Por eso se dice que la pareja perfecta del alcohólico es la botella, pues claro, ¡ella no habla! Hablar es la maldición del ser humano, o mejor dicho, la mal-dicción. 




Leyendo la entrevista de Shining me pareció curioso cuando menciona cosas como que se ha visto inmiscuido en su propia prostitución, de las cuales no existe ni un dejo de vergüenza. Bien sabemos que generalmente las bandas tratan de verse bien, de no ser vulnerables a la ridiculización, etc. Pero en Shining no sucede esto. Ahora: el nivel de la verguenza lo situamos en la mirada del Otro. Y volvemos al punto anterior, pareciera que esa mirada queda obturada, que no está, que en la referencia a la autodestrucción radical el sujeto queda indemnizado de cualquier importancia sobre ella. Sin embargo, el simple hecho de pretender que su mensaje sea escuchado y seguido, implica ya la referencia al Otro, y mejor dicho: la referencia contra el Otro. Por lo que podemos escribirlo así: con(tra) el Otro. Esto también es muy claro en lo que ya les señalaba anteriormente, la dimensión inconsciente de las heridas auto-infligidas. El tatuaje como escarificación también entra en esto. En ellas siempre está en juego el lugar del sujeto con respecto al Otro. No nos es extraño entonces que las cortadas se hayan vuelto tan populares. Aunque como ya dijimos, una incisión es una cosa: tiene que ver con la marca del sujeto. Una cortada profunda que lleve a la muerte, es también la marca del sujeto, pero el sujeto ya no está sino como signo; digamos, el epitafio, el recuerdo en alguien, y si no se tienen seres queridos, pues en los medios de comunicación le hacen el favor. Es la paradoja de todo esto: el lenguaje se funda en una muerte primordial; es decir, todos ya hemos muerto una vez, en la medida en que el goce no es absoluto, por la misma razón nos habita una pulsión, llamada de muerte, que de algún modo es inmortal en el sujeto. El Otro es el sitio del lenguaje en el que nos constituimos como animales enfermos de muerte, diría Hegel, y es a través de ello con lo que hablaremos del ser en el BM. 




Shining nos dice que él está enfermo, que padece esquizofrenia, paranoia y no sé qué tantas cosas más, de un modo muy parecido a cuando alguien se entera de que eres psicólogo y se muere de ganas de que "le indagues el cerebro", que le apliques tests, etc. Ya ustedes pueden seguir el camino solos: sí, se trata de un Otro al que se le supone saber (la psiquiatría precisamente es una colección perfectamente estructurada de enfermedades (saberes) listas para quien las quiera o no quiera). Hay un goce en el hecho de ser reconocido por el Otro como "perverso", como buen jugador de futbol, o como bella persona, como también hay goce en decir que me autodestruyo porque soy pura tristeza, o porque estoy loco, insano, mil razones. Precisamente la definición de un sujeto para el psicoanálisis es la de ser representado por un significante (el psiquiatra o el título de licenciatura) para otro significante (maniaco-depresivo o chef). El sujeto queda en medio, es, por decirlo de modo contundente, como les tengo acostumbrados: un puro vacío. Lo que fluye en ese vacío, de modo metonímico, sin un punto fijo en la cadena de significantes, es el deseo. Es al que les remito: el deseo traza los senderos. Aquí estamos utilizando el ejemplo de la entrevista con Shining para articular nuestra enseñanza. A lo que apuntamos aquí es a que alguien pueda producir sus caminos. Conociendo esto de lo que hablamos, se puede incluso ser más justo con nuestras propias inclinaciones, dándoles su lugar más allá de la redundancia constante. Si se quieren suicidar, o si quieren vivir, lo que sea, no somos moralistas. 




Voy a tomar un ejemplo de Lacan con respecto a la cuestión de la alienación, para mostrarles de qué se trata el BM barrado. "¡La bolsa o la vida!", pues no, vamos a hablar de "¡el BM o la vida", si eliges al BM, pierdes ambas, como hizo Dead. Si eliges la vida... Bueno, algo se pierde, no diré exactamente que el BM, porque yo no quiero causar suicidios. Algo se pierde, esa pérdida es la que le hace barra al B/M. Ahora, ¡la libertad o muerte! En este ejemplo cambia la lógica, se eligen ambas cosas: elegir libertad es elegir la libertad de morir, ese siempre es el destino, y elegir la muerte es una muestra valiosa de libertad. Por lo tanto, se eligen ambas cosas, pero no es ni lo uno ni lo otro. Esa es la importante función de esa "o", que no es cualquier "o", la de ser "ni lo uno ni lo otro". Ahora, si seguimos la noción de que el BM nace donde muere, elegir entre el BM o la muerte, nos lleva a algo similar que con el caso de la libertad. Sólo se elige al BM muerto. Elegir al BM, es fundirlo en la muerte, elegir la muerte es fundar al BM en ella. 
Como ven, la "o" es determinante, es la pérdida misma, porque aun si elijo ambas cosas, en la "o" algo ya no se repite, porque queda irremediablemente extraviado. Esto lo pueden ver en un diagrama de Venn, con la operación de A reunión B. 






Supongamos que dados los conjuntos A y B, A contiene a los elementos 1, 2 y 3, y B a los elementos 3, 4 y 5, los elementos que son únicamente de A se escriben en el círculo verde (1 y 2) y los elementos que son sólo de B en el rojo (4 y 5), el 3 sería un elemento común a ambos conjuntos, por lo que iría escrito sólo una vez en la parte de en medio común a ambos círculos. A reunión B quedaría: 1, 2, 3, 4 y 5 y NO 1, 2, 3, 3, 4 y 5. La segunda sería suma y no reunión. Entonces tenemos claro que en la reunión hay una pérdida. Hacia esto Lacan nos quería llevar con la "o" tomada de la lógica, llamada vel "o", que para el autor sería alienante no en el sentido usual imaginario de perder el "propio yo" en el otro, sino que sería parte de una función simbólica de constitución del sujeto. Se distingue de la "o" del "o esto o lo otro" y de la "o" que incluye ambas cosas (se solicita quien hable francés o alemán"), es una "o" que dice "ni esto ni lo otro". 
La alienación es paradójica porque implica que el sujeto al ser representado por un significante para otro significante, cuando un significante hace aparecer al sujeto como sentido (significado) necesariamente del otro lado aparece como desvanecido. En otras palabras el sentido no puede abarcarlo todo, necesita de esa porción de sin sentido que estrictamente se relaciona con el ser del sujeto y que constituye el inconsciente. Luego Lacan hablará de un segundo tiempo que será la separación, pero ya llegaremos a esto. Por ahora quisiera que retengan lo visto hasta ahora y pasemos a una metáfora para terminar el día de hoy.


Es un hombre en coma. La ciencia puede tener máquinas para mantener -muchas veces en un intento forzado-  a un cuerpo vivo en lo real de lo biológico, pero la muerte está dada ya en lo simbólico, el sujeto está desvanecido, no hay palabra: claro que el suicida optaría por apagar la máquina, ¿no pasa esto con el BM? ¿No todo se ha reducido a la relación con la máquina de respiración artificial? Sea para apagarla, o para mantener vivo lo que ya no está ahí, ¿dónde queda el plano de la otra muerte? A ese nos dirigimos, ese nos compete, es de ahí de donde vamos a hacer surgir algo, de esa muerte puede surgir un sujeto, pero ya sin usar la metáfora del hombre en coma, porque tampoco esperamos milagros. Continuaremos este recorrido, vamos a hablar más acerca del sujeto y del Otro, para posteriormente pasar a un tema que sólo de pasada he tocado, que es el del RHP y LHP. Creo que Uds. ya vislumbran que yo soy un ateo, gracias a Dios, o si quieren, a Satán, aunque definitivamente no tengo nada qué hacer en la iglesia de Lavey, hay demasiado cinismo ahí, en todos los sentidos. Hasta luego, caballeros.

-Chaoswolf

jueves, 1 de agosto de 2013

VI: Del Black Metal fragmentado


Temas: 
-¿Verdadero o falso? 
-La angustia, el afecto primordial
-La religiosidad del sujeto
-El DSBM y la homogeneización de la psiquiatría
-Acerca de Dead y Jon de Dissection 
-Lo inconsciente del acto 
-Duelo irreparable



Hay algo en la música en el orden de lo sublime, pero en lo sublime siempre hay algo en el orden de lo ominoso; y nuestro alcance siempre está condicionado por un hueco en el horizonte… No podemos sino decir que algo nos contagia en la música, pero no sabemos del todo qué, no sabemos qué clase de infección psíquica sea, y ponerle razones al asunto nos va llevando a fantasear de más. Que el Black metal sea un género sublime; sin duda, en especial cuando no se trata de pasar lo ominoso al plano tan poco conocido de la realidad, porque bien nos damos cuenta que el sustento de nuestra reacción a sus determinadas imágenes, invocaciones, sonidos y demás, está necesariamente depositada en la conciencia de que se trata de una ficción, al mismo tiempo que –y gracias a ella- podemos decir “pero aun así, hay algo de verdad en esto”. Que alguien sea verdadero en el BM (lo que implica que forzosamente el género esté en posibilidad de serlo pero también de no serlo) es una empresa tan vulgar que pasa a sernos de relevancia sólo a condición de ver en ello algo que insiste pero que pasa desapercibido, lo mismo que cuando se trata a la falsedad bajo ciertos parámetros (personales o colectivos, qué más da) no podemos sino ver en ella algo que irrumpe como exceso a una tan deseada estabilidad simbólica (pero que casualmente necesita ver al chivo expiatorio para consolidarse y afirmarse como sí misma: “esta es la comunidad de BM real, porque hay quienes no pertenecen a ella”), y no pensamos que no lo pueda llegar a ser, como tampoco dudamos que alguien sea verdadero sólo por el simple hecho de ser “él”, porque todo lo que hace lo hace por motivos personales y únicos..., simplemente les recordamos algo, hay verdades muy idiotas (en el sentido arcaico del término que por algo dio bautizo a su uso actual), y no necesariamente dejan de ser verdades. Nosotros no apuntamos a coleccionar esas verdades y pegarlas en un mural, sino a las condiciones de posibilidad de las mismas, y en específico a ese exceso que hace irrupción en cualquier clase de división simple entre verdadero y falso. 


 Pero acordemos en esto, el Black metal es un género complicado, porque nos remite a muchísimos campos en los que se da forma y a temas inscritos en ellos en los que la subjetividad se asoma, aunque quizá un poco tímida… Entre ellos, por ejemplo, el sectarismo, las tendencias, las comunidades. Y ciertamente sería absurdo que se nos dijese que esto se trata de mirar con una óptica psicologista, desde lo psicosocial, pero muchachos, por favor, Uds. han visto que de lo que menos se ha hablado aquí es de categorías sobre esa subjetividad que se nos presenta, ni tampoco sobre un intento de psicoanalizar las conductas, las actitudes, o qué sé yo, para sacar una suerte de “diagnóstico social”; más bien se trata, y si me han leído detenidamente lo sabrán, de situar el lugar de la condición de sujetos en cada paso en el que vamos dando durante estos encuentros. Por ejemplo, una identificación no es una simple imitación o un “mamadorismo”, si me disculpan el neologismo; se trata de un mecanismo en el que se nos revela algo relacionado con la lógica del inconsciente y del deseo que se articula por su vía… Si se concebían algunas dudas sobre qué significa el Black metal barrado (B / M) es exactamente señalar ahí donde aparentemente sólo hay fenómenos psicosociales, fenómenos culturales, valga Dios la forma en que se les diga, algo más allá operando en ello y que tiene que ver con el deseo y su causa, que nos causa a nosotros mismos como sujetos...

No obstante, si queremos encaminarnos a estas nociones tenemos que dejar atrás también el discurso ciertamente metafísico, en el que el Black metal tendría una relación una Verdad más profunda del ser, en la que habría una distinción esencial entre el BM y otro tipo de tribus urbanas… En mi introducción “Black metal: un templo de palabras muertas” al que puedo remitirles no sin exigir una relectura constante, de un modo juguetón digo que “el BM es lo que es”, obviamente parodiando la respuesta bíblica de Jehova; sin embargo, nosotros sólo le damos vueltas al vacío… ¿Esencia del Black metal? ¿Encontrarla en una ideología, en los instintos (que hablar de ellos es ideológicamente condescendiente) o, quizá, en afectos? Pero, ¿qué es tener una esencia? En sentido aristotélico, en una explicación apresurada, se trata de una sustancia segunda que está presente como predicado de un determinado sujeto; por ejemplo, “el hombre es un animal racional” implica al hombre como sujeto y sustancia primera que puede ser variable, tener accidentes, pero que algo permanece inmutable en relación a su especie (humano) y a su género (animal). Por eso esos predicados, como sustancia segunda, son su esencia. La esencia deberá estar constituida, entonces, de una sustancia primera y segunda. De aquí que a veces se diga “la esencia del BM es el odio”, con todo el peso de la metafísica clásica que cargamos. Pero entonces el Unblack o white metal, ¿está desprovisto de ese odio? No es tan fácil, y si seguimos de cerca a Nietzsche veremos que el hecho de que exista esa conexión entre el BM y el cristianismo no es casual. Para Heidegger, la esencia del ser-ahí es, sin más, la existencia. No es la esencia aristotélica, pues en ella se olvida al ser en nombre del ente. La esencia estaría relacionada para él con la verdad en tanto que es un encubrir que revela. El ser-ahí, en tanto que yecto y caído en el mundo de que se cura, tiene como existenciario el encontrarse que se da en el afecto de la angustia. Que Heidegger haya elegido a la angustia no es un simple pesimismo, responde más bien a que aquello de lo que la angustia se angustia es del ser-en-el-mundo mismo. Ya Kierkegaard había trabajado sobre la angustia, poniéndola como la antesala de la libertad. Se dice que inclusive fue el primero en teorizar a la angustia en cuanto su objeto es una "nada". Otro caso es el del miedo. Si la angustia carece de su objeto es porque en ella el objeto se da tal cual. Se trata de la nada, si queremos metaforizar, aunque hay que cuidarnos de espiritualizar. Sabemos que el proceso lingüístico de la metáfora es la base de los dioses. El lenguaje precede, y de divino sólo tiene que no sirve para nada. Tan es así que menos nos entendemos cuando somos claros que cuando no. Y si la angustia es el afecto por excelencia, pues es el único que escapa a la representación (en cambio el odio y el amor, por ejemplo, expresan contenidos de representación), hay algo en ella que apunta hacia la causa del deseo, cuyo modo de articularse es siempre difuso, girando en torno a lo que nunca estuvo.

Que el Black metal esté dividido es una de las tantas razones para hacerlo tan “dividino”, estando sostenido en la inherente religiosidad del sujeto, en la cual; por cierto, no siempre queda satisfecho el narcisismo adecuado al entendimiento; por esa misma razón el BM no excluye de sus parámetros simbólicos a una tendencias política como el comunismo (RABM), aunque ciertamente tampoco sea tan bienvenida. Y es que el comunismo no está exento de religiosidad, como tampoco ningún otro tipo de ateísmo (lo que no desacredita puesto que se trata de situaciones de deseo, en cada caso particular), aunque lo que lo diferencia del nazismo es que falta exactamente lo explícito de la religiosidad, por un lado,y la comprensión tan usual del nazismo como algo malvado, por el otro. Pero no estamos desinformados sobre el hecho de que el “verdadero” NSBM es exactamente aquel que sostiene al Holocausto como una mentira -ficción judaica para autohumillarse y hacerse inmunes-, y al nacional socialismo como un Bien sagrado, velado por la maldad de aquellos que gozan con el dinero, por History Channel, etc. Si el NSBM puede dividirse entre los que lo ven como una prueba de antihumanismo, destrucción y odio; y por otro lado, los mencionados anteriormente, no habría problema en decir que en ambos prevalece la tendencia a la discordia que el efecto significante de una svástica o un Hitler, pueden lograr. Tan es así que hay bandas que utilizan símbolos nazis sin tener una ideología acorde, aunque no se excluirían en su fantasía de sus filas. Pero esa discordia se sustenta en la posibilidad (imaginaria, simbólica o real) de restarse del otro, mediante la voz de un Otro que le diga, al religioso sujeto, que forma parte de un grupo selecto (la raza aria, la raza azteca, etc.), con lo cual el narcisismo se alista para su baile de gala.

Hasta aquí alguien podría decirme, “si vas a teorizar acerca del BM, quita primero cualquier política de por medio", a lo que yo respondería remitiendo al sentido arcaico de la mentada idiotez. Y es que no podemos dejar de lado todo aquello que al Black Metal se le impone con tanta distancia que se convierte en una cercanía excesiva. El cristiniasmo, cuyo odio hemos discernido en su negación de los valores vitales y cuyo asesinato de Dios se asoma por la ventana del nihilismo que supone más allá de cualquier resurrección, se le dibuja al Black metal como aquel horror que se esconde tras el velo de la belleza, si es que el desplazamiento del acento psíquico a la música en vez de a la letra no hace de completo lo suyo. Y es que en la religión cristiana está representado el enemigo del Black metal sin más, sin que por esa razón el misterio de la trinidad se haga comprender en su naturaleza delirante, ni tampoco que el platonismo haya abandonado las puertas del Templo de la Luz Negra, en cuya popularización Nietzsche vio el camino hacia el cristianismo.

Y es que aquella figura de la mala conciencia de la que Nietzsche nos habla en La genealogoía de la moral no se limita a una dualidad del hombre resentido al hombre que es puente para el advenimiento del Ultrahombre, sino que esa mala conciencia está ahí en la vuelta contra sí mismo que es el piso de condiciones de posibilidad del sujeto, así, todo lo que fue traicionado en nombre de la cultura no es propiamente el deseo, y el intento de satanizar ese deseo que se escapa, queriendo verlo en una representación de instintividad ha sido lo que le ha dado a muchas iglesias (entre ellas la de Lavey) su toque risible. Acaso el anticristianismo más adecuado para el sujeto sea aquel en el que se vea en la crufixión una caída misma de los dioses a la mundanidad, de la cual, cierto es, no salieron vivos. Es decir, hacer una cruci-ficción. Si como decía Nietzsche, el único cristiano fue el que murió en la cruz, podemos decir que no existe Black metal cristiano, pero sin duda existen los blackers cristianos, que no dejan de ser blackers por cristianos, ni cristianos por satánicos.

La religiosidad, ha sido hasta aquí, un punto en el que hemos visto constancia en la constitución del Black metal, cuya relación con el yo no nos ha pasado desapercibida. La religiosidad del Black metal busca una satisfacción narcisista en función de la identificación con aquello divinizado. El Black metal mismo funge como ese significante Amo en el que se identifican sus sujetos. Los dioses, la naturaleza, Hitler, etc. son metáforas, efectos de lenguaje, el lenguaje los y nos precede. Y si el black metal pinta esa religiosidad con tintes oscuros, mociones destructivas, es porque la imagen del yo está situada siempre en relación a su espejo, donde la dualidad se presenta con descaro en su inexistencia y su paradójico fundamento. En la serie de Fibonacci, cero más uno es igual a uno, y luego el uno más uno da a dos, pero ese dos no existe como tal, surge de un uno que tiene que ser ahí replicado, o si lo ponemos con manzanitas, ¿de dónde salió la otra manzanita que se sumó a la que dio como resultado de la suma con un cero? Hay un hueco ahí, ese es el sujeto. No es que haya una dualidad junguiana entre mi sombra y mi máscara, es simplemente que el yo es una unidad ilusoria, es ese uno que salió de algún desconocido lugar (no el uno que marcaría la diferencia). Ese yo está doblemente alienado: al otro que es su imagen y al Otro que nombra a ambos... el yo en tanto alienado es también su propio enemigo, pues no es él, por lo tanto el odio es inherente a ese drama subjetivo. Y tiene que ver por hacerse amable para ese Otro que nombra y que propone con su palabra los ideales por alcanzar de ese yo. El Black metal puede definir a su enemigo, a su otro especular, en tanto busque hacerse reconocer y por ende, hacerse amar, por ese Otro que muchas veces tiene la poca creatividad de quedarse con el mismo nombre: Black metal.

Pero no hay que hablar de cosas tristes, más bien nuestro objetivo teórico es preguntarnos acerca de la relación del BM con esa bilis negra, como la llamó Hipócrates, que acaso perpetúe mucha de la “hipocrasía” en la que el BM se va constituyendo como un género auténtico y diferenciable. Si el Black metal se hizo pariente de la depresión y el suicidio no es porque se haya vuelto “gay”, sino porque apuntaba ya en esa dirección, en la dirección de la melancolía en la que el arte encuentra impulso a cantidad ilimitada de manifestaciones; no obstante, el que se haya usado el término depresión nos obliga a echarle un vistazo como a un mero cuadro nosológico, puesto que la depresión no es más que eso. La tristeza, profunda o superficial, como se acomode mejor a su espacialidad imaginaria, es siempre intransferible y particular, y no un gafete de entrada al club de las navajas (que es como yo le llamo al DSBM en tanto tendencia repetitiva). ¿Acaso en bandas como Gris, Noenum, Luror, incluso Silencer, que tocan temas relacionados con la depresión y el suicidio, encontramos esa mismidad que ha de concebirse como DSBM? Para nada: el DSBM se localiza por ser una masa de lo mismo. La depresión cual uso psiquiátrico, sí apunta a una conjunción de sujetos en una categoría diferenciable en un manual diagnóstico, del mismo modo que si revisamos un gran número de bandas del mentado subgénero posiblemente uno se podría horrorizar al ver semejante triunfo de la psiquiatría y de su homogeneización, aun sin que alguno haya asistido al médico. Quizá podamos reconocer en ese subgénero una desviación de un afecto originario en el BM, que por mil y un motivos, ha acabado en aquella depresión en total estado de interpretada; es decir, impropia. Dicho afecto es la angustia. La angustia es primordial y se encuentra en el corazón mismo del BM, precediendo –valga la blasfemia que estoy a punto de decir- al odio. Un orco que lloraba, por ahí de 1991, ya daba cuenta sin saberlo de la importancia de ese afecto cuya representación está aislada y sólo podemos seguir sus pistas a través de las huellas del grito, cuyo efecto es un silencio, cual cuadro de Munch, que aproxima al abismo, o de la oscuridad, en cuya presencia un infante revive a sus fantasmas, y recuerda la ausencia del objeto que lo despista en su propia imagen. El afecto original del BM no es el odio, es la angustia.


Ahora bien, volviendo, vamos a ver que Freud ya señaló la diferencia entre melancolía y duelo. La diferencia estaría dada porque ante la pérdida del objeto, el duelo le lloraría ante un examen de la realidad que ya lo ha visto en falta, mientras que la melancolía se caracterizaría por identificarse con el objeto en el propio yo y así satisfacer los autorreproches, castigos y demás que el yo escindido haría sobre el objeto con el que está identificado en sí mismo; esto es, con lo que fue perdido. Es decir, la melancolía es un odio que en lugar de exteriorizarse se enfoca en el propio yo, siendo entonces un modo de satisfacción narcisista. El melancólico es, aunque parezca contradictorio, un sujeto con un yo demasiado fuerte, tan fuerte que es capaz de restarle importancia a todo el mundo y concentrarse en su yo y, si se da el caso, en su desaparición (vía el suicidio). Entre más enajenación, más fuerza tiene el yo y menos se logra escuchar la voz del deseo. 

Aunque como ya hemos venido diciendo, no estamos interesados en una categoría de la melancolía, y mucho menos del suicidio, cuyo estatuto es aún más variado. No se puede penar al suicidio como cobardía, ni tampoco elogiarlo como valentía, sin primero habernos inmiscuido en el caso dado. Dos suicidios paradigmáticos en el BM: el de Dead a los 21 años, el de Jon Nodtveidt a los 31, en el primer caso la nota que dejó al morir aparentemente no dice mucho: “Disculpa por la sangre”; sin embargo, ¿a quién iba dirigida?, en el segundo caso hubo planeación y una escritura que daría cuenta de su intento de verse en el Otro después desaparecer y al ir desapareciendo. Distintos son los casos en los que el sujeto no avisa, ni deja huella, se mata en absoluto silencio, como en muchos casos de melancolía extrema, en los que la reducción de sujeto a objeto queda consumada. Pero hay que cuidarnos de querer llenar (imaginariamente) de sentido los actos. Los actos crean retroactivamente su sentido. En Dead y Jon, lo que vemos es un llamado al Otro (que no hay que confundir con el clásico “llamar la atención”, que no dice nada, pues aquí hay un llamado que no tiene nada de superfluo, o en todo caso llamar la atención realmente siempre sería en relación a un acto radical). El sentido por el que lo hayan hecho; por ejemplo, Nodtveidt quizá por acceder a una acósmica y acausal dimensión, construcción luciferiana, no es lo importante, sino lo que se dice en el acto mismo que no pudo ser dicho de otro modo. Eso es lo que tentativamente podría estar en juego en esos casos. El acto como tal, no sus motivos. Pretendemos marcar que hay siempre una operación subjetiva en el suicidio que se escapa al discurso consciente. Si el suicidio está en relación al Otro del lenguaje, es porque como decía Cesare Pavese, el suicida es un homicida tímido, el suicida hiere al Otro al inscribirse en su orden fuera de él (vean, si no, cómo se les convierte en árboles en el infierno que nos describe Dante, para que ya no puedan moverse a voluntad), al Otro sólo le queda decir: “¿cómo osas disponer de tu cuerpo y su muerte, si la inscripción significante del cuerpo mismo proviene de mí, es proporcionado por mí?”. Ahora pensemos en los casos en los que el suicida es alguien que ya en vida ha sido reducido a la calidad de objeto: los niños que se han matado por bullying o un vagabundo en un solitario callejón enterrándose una navaja en el cuello: ¡de algún modo es la única manera que pudieron tener para afirmar su ser! Como ven, el suicidio es algo complejo, algo que tiene que ser visto desde la particularidad, incluso siendo en masa.


El acto suicida sólo puede ser leído hacia atrás. El suicidio de Dead le hizo una fama impresionante, no sabemos si esa haya sido su intención; pero podemos decir que su acto es lo que lo nombra Dead, y no al revés, su inscripción en la cadena significante se da al momento en el que él se anula. El suicidio de Jon, a pesar de su indudable toque religioso, pudiera ser entendido también como esa inscripción, pues la muerte es lo real, que él con su acto simbólico logra tocar; sin saber que a su vez, con su muerte, castra a sus dioses, ¿quién sabe cuántas cabezas le queden a Azerate? La madre oscura y divina, Dark mother divine, como su canción, se ha quedado, a fin de cuentas, sin su falo-adepto. 

En efecto, como decía Lacan, el cuerpo es un regalo del lenguaje. Las lesiones autoinfligidas, tan comunes en el subgénero del que hablamos, son una muestra de esa parcialidad que nos excede en nuestro cuerpo mismo. Intentar explicarlo con la liberación de endorfinas (hormonas cerebrales relacionadas con el placer) al sentir dolor, pudiera ser tranquilizante, pero en esas hormonas no hay ningún sujeto. Dejemos de creer que la “mente” está en el cerebro. Nuevamente, como en el caso del suicidio, los motivos que uno pueda enunciar para dar cuenta de unas cuantas cortadas, con cristal roto o con una lima, ya sea un ritual de sangre o un mero gusto estético (como la escarificación), no nos interesan y no apuntamos a juzgarlos. Aunque resultase un poco irónico que si la autopunición pueda tender hacia la inscripción de una marca propia (como también se puede en los tatuajes), se convierta en una moda lo bastante adecuada al “BM marketing”,de cualquier forma nuestro único objetivo aquí es señalar la dimensión inconsciente que está allí presente y que es particular de cada quien. Se trata de que la autoflageración está dirigida hacia un Otro. 

Que hayamos encontrado en el DSBM la misma marca narcisista que hemos estado viendo en otros subgéneros no ha de sorprendernos. Freud decía que el yo es el almácigo de la angustia, en la que ya hemos visto su relación tan íntima con la esencia del BM. El BM vive en su seno mismo un duelo irreparable. Duelo del que el subgénero que perdió originalidad y se hizo moda es un claro síntoma, Uds. saben. Ya en mi metáfora del Génesis he mostrado que el BM nace donde muere. El BM está perdido por siempre, lo real al que se apunta es inalcanzable y sólo podemos intentar de resarcirlo mediante la fantasía. No existe ese tan buscado núcleo donde el BM sería real en la realidad. Cuando es real en la realidad se vuelve cómico. Lo único que tenemos a la mano es la ficción, en donde la verdad se asoma. El Black metal está fragmentado en su esencia, somos nosotros efectos de esa ruptura y el duelo que eso conlleva nos va llevando a tantísimas formas de elaborarlo, que las más de las veces se pierde entre los múltiples sentidos que se piden a gritos; en el BM es literalmente a gritos. Pero en el grito hay otra posibilidad, que encarna la materialidad de la voz. Ya hablaremos de ello.

-Chaoswolf