Tomino

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viernes, 16 de agosto de 2013

VIII: De los senderos (parte I)

Temas: 
-No hay origen
-¿Qué quiere el Otro de mí? 
-Con(tra) el Otro (revisión de la entrevista a Shining) 
-Ni lo uno ni lo otro, la pérdida




Hemos estando en camino a reformular al BM desde una perspectiva, que no es una cosmovisión, un universal aplicable a todos, sino que pretendemos que los lectores puedan generar nuevas preguntas y tomar de nuestro trabajo elementos que puedan subvertirlos a sí mismos. Aquí no estamos en contra de las diversas posturas, no se trata de un dogma de fe, sólo apuntamos a proponer otro modo de comprender la subjetividad mediante este objeto que es el BM, el cual nos proporciona muchos temas a tratar y que abarca planos que van más allá de una simple tribu urbana. El BM es un género único, especial, que en su singularidad representa una universalidad, por lo que les he propuesto no verlo como un derivado más del metal. Uno de los rasgos fundamentales, elaborado por mí, que le haría ser distinto a todos lo demás, es que para el BM no se es, o podríamos decirlo jugando con la lengua inglesa: nonsense. No se es porque entre el BM y el sujeto que es parte de él no hay relación de correspondencia, más bien hay una barra Intermedia, de la cual nosotros nos encargamos de lidiar, y que le llamamos propiamente: el inconsciente. No es que en otros géneros no exista esa barra, simplemente que, por ejemplo, en el metal no existe ninguna incertidumbre ontológica con el ser del metalero: el metalero es quien ama el metal, quien no lo posa, quien lo lleva en el corazón, etc. Se podría decir que esto también definiría al blacker, pero si lo dejamos así, sería sólo blackmetalero; o sea, un metalero. Pero de lo que se trata aquí es de re-definición. Quizá esto les vaya dando una orientación de por qué he dicho que no existe el blacker. 




Podría concebirse al BM como un culto de pensamientos diversos e incluso antagónicos, parafraseando las palabras, por ejemplo, de un Kanwulf (Nargaroth), y discrepando notablemente de su idea de que por "llamar" a ese culto, ya estamos hermanados de un modo cuasi espiritual. "Puede ser que no siempre compartamos la misma visión de Black metal, siempre llamamos al mismo culto. Esto nos hace hermanos innegables, en sangre y odio!", dice Ash de Nargaroth. Aunque es de resaltar la actitud de Nargaroth hacia latinoamérica, que es de total respeto y admiración, cosa que debería darle vergüenza a muchos latinoamericanos malinchistas. El mérito de Nargaroth, cosa que ya he mencionado, fue el de hablar de la muerte del BM; aunque al parecer cuando lo escuchamos -en su entrevista actual- demostrara pensar todo lo contrario, en temas como Possessed by Black Fucking Metal y The Day as Burzum Killed Mayhem lo dice tal cual. Nosotros precisamente seguimos esa línea de vitalidad que nos puede otorgar la muerte del BM; pero no nos quedamos ahí, y seguimos sobre ese camino peligroso para ir más allá de la muerte, a sus posibilidades, encarnadas en lo real de la letra con la que escribimos. 



Uno de los problemas del BM es que se le quiere ver como algo "real", serio, objetivo; cuando se toma esa postura implícitamente se toma cierta distancia en la creencia (nadie puede creer en algo que no tenga siempre cierta distancia con lo real en sí). Por ejemplo, cualquier creyente en Dios se psicotiza si probase que su supuesta existencia se vuelve objetiva, tangible, real. En cambio ver las cosas desde el lado de la ficción siempre incluye un acercamiento a la verdad (por ejemplo, cuando una obra teatral o una película pasa a ser tan real que conmueve, despierta sentimientos; o en el caso de los sueños, que son concebidos como algo irreal, sin embargo, contienen un núcleo real que puede hacerte despertar sudando frío), el BM también tendría que ser entendido como una ficción que apunta a un real inaccesible, no a algo concreto en sí mismo.




Por supuesto que esta concepción será rechazada desde el punto de quienes creen que "objetivamente" llevan el BM a cabo en su práctica cuando hay otros que sólo andan por ahí posando. Que haya gente que esté posando, y lo que es peor, poder detectarla objetivamente, es cosa más de una fantasía detectivesca muy al estilo de la psicología, misma que el psicoanálisis combate. ¿Cómo es llevar el BM a la práctica? ¿Quemar iglesias, matar cristianos? Hay quienes han hecho cosas así, sin tener relación alguna con el BM; aunque hacerlo bajo el estandarte del BM le daría otro toque, en ese sentido, sí, pudiera ser que esa sea una forma de llevarlo a la práctica; no obstante, lo que nos interesa es ¿cuál es el fundamento de este pensamiento? ¿Por qué tanto énfasis en que la verdadera práctica está en hacer cosas ilegales, sacrílegas y demás? ¿Acaso no el simple hecho de hacer música y escribir letras es práctica? ¿Acaso no la teoría es también práctica? Pues bien, podemos notar claramente que es gracias al origen; es decir, debido a que el BM en sus inicios se presentó como algo radical. 




En el origen hubo muchas cosas. No podemos saber si el suicidio de Dead fue a causa de un padecimiento neurótico (manía-melancolía, por ejemplo), o el padecimiento fue consecuencia de su inmersión en su imagen blackmetalera. Sería ocioso investigar eso, por lo que tenemos que prescindir del tiempo en el sentido cronológico. Lo importante entonces es que el acto - el efecto- precede a la causa. En el caso del asesinato de Euronymous, Varg dijo que fue en defensa propia. Pero la verdad es que su acto no fue por una causa localizable (pudo haber sido fuertemente influenciado por su experiencia con Euronymous), pero el efecto convirtió a Varg en un ícono del BM, a pesar de que aparentemente a él eso no le agrada en lo más mínimo. Tampoco sabemos los motivos la homofobia de muchos de los que han asesinado homosexuales. Sobre la quema de iglesias sí podríamos pensar que el motivo fue propiamente el descontento con la destrucción de templos paganos, etc., pero aun así no podemos ver en eso la causa originaria del BM si no es a través de un deseo del Otro al que precisamente se dirigían esos actos. 




Vamos a decirlo así: no hay origen del BM. Suena radical, ¿no?  Vamos a articularlo saliendo un poco del BM: hay un vacío en el centro de la "creación" (el universo) misma, la paradoja típica de Dios lo demuestra (¿Puede Dios crear una roca que le aplaste?). Kant nos ayuda mucho en este punto. La ciencia pretendería tenernos tranquilos con teorías como la del big bang, pero ¿qué había antes de eso? ¿De dónde, entonces, surgió? ¿Quieren saber qué hay verdaderamente en el origen? La respuesta más justa sería decir: no lo sé. Pero, tranquilos, la ignorancia produce mucho. ¿Adónde quiero llegar con todo esto? A que no hay que asimilar que la forma de llevar al BM a la práctica está ya trazada por el origen. Ningún acto es idéntico. Los sinónimos son palabras diferentes que significan lo mismo: ¡en el BM hay exceso de sinónimos! Yo propongo lo opuesto: palabras que pueden llegar a ser iguales pero nunca signifiquen lo mismo. Si el origen está perdido y el efecto crea –retroactivamente- a la causa, la idea es que cada acto tenga su propia dosis de subjetividad. Pero para esto no hay algo fijo: así como un asesinato puede causar desde impacto hasta bostezos en nuestra época, también una canción de black puede estremecer hasta la locura, o simplemente hacer a alguien mover con un poco de tedio el cuello. La palabra es acto, hay que saber con qué tinta se escriben, para poder así escribirnos a nosotros mismos. Si buscamos adecuar el origen (perdido por definición) con el presente, una especie de regreso a las raíces puras del BM, lo que está en juego es más una pregunta fantasmática al Otro que le da el soporte simbólico al BM: ”¿qué quieres de mí? ¿Qué hago para estar certificado por ti?”, empero, lo que tenemos que ver es que el pasado real (digamos en términos freudianos: el trauma) sólo es accesible vía una elaboración imaginario/simbólica que se conoce como fantasma. La labor entonces es viajar a través de ese fantasma y ver en él la marca de lo imposible, de la imposible adecuación del sujeto-efecto al objeto-causa; es decir, la misma marca que permite que el sujeto como efecto de una red entramada de significantes produzca su propio objeto-causa, que a la vez, es su verdad. 




Pero pasemos a un ejemplo más cotidiano y que podríamos anclar con nuestros desarrollos del encuentro pasado sobre el DSBM. Estoy hablando de Niklas Kvarfoth, de la banda sueca Shining, banda cuya popularidad se ha visto en aumento debido a sus epectáculos de goce desmedido y a un estilo musical que combina elementos ciertamente innovadores. Tienen un estilo único, eso es bueno.




Shining es en gran medida la banda que acuña el término Suicidal Black Metal (que no es lo mismo que depresivo, aunque luego la gente los haya juntado), cuya inclinación es promover, vía la subcultura del BM (como Kvarforth lo define), la destrucción, a grandes rasgos. Habíamos dicho junto a Cesare Pavese que el suicida es un homicida tímido, pues bueno, Kvarforth no es un suicida por el simple hecho de que no está muerto, pero con esa definición -nada tímida- de su objetivo con Shining, llega a la misma conclusión que nosotros acerca del suicidio. El suicida mata, mata en el espejo, y también rompe el lazo de tajón con el Otro, y en esta afirmación subjetiva (no siempre el suicidio tiene ese carácter) lo que puede lograr, a fin de cuentas, es introducirse más en el Otro. Volverse signo eterno, se puede decir. El mismo Kvarforth dice querer aspirar a esto, y definitivamente es un camino. Lo de las drogas va por el mismo rumbo, las drogas son un claro ejemplo del goce en sentido lacaniano: un placer más allá del placer, placer en el dolor.  Placer es rascarse una picadura de mosquito, goce es rascar hasta sangrar. La drogadicción, el suicidio, etc. son modos de romper vínculo con la dialéctica en la que nos vemos atrapados en el Otro. Por eso se dice que la pareja perfecta del alcohólico es la botella, pues claro, ¡ella no habla! Hablar es la maldición del ser humano, o mejor dicho, la mal-dicción. 




Leyendo la entrevista de Shining me pareció curioso cuando menciona cosas como que se ha visto inmiscuido en su propia prostitución, de las cuales no existe ni un dejo de vergüenza. Bien sabemos que generalmente las bandas tratan de verse bien, de no ser vulnerables a la ridiculización, etc. Pero en Shining no sucede esto. Ahora: el nivel de la verguenza lo situamos en la mirada del Otro. Y volvemos al punto anterior, pareciera que esa mirada queda obturada, que no está, que en la referencia a la autodestrucción radical el sujeto queda indemnizado de cualquier importancia sobre ella. Sin embargo, el simple hecho de pretender que su mensaje sea escuchado y seguido, implica ya la referencia al Otro, y mejor dicho: la referencia contra el Otro. Por lo que podemos escribirlo así: con(tra) el Otro. Esto también es muy claro en lo que ya les señalaba anteriormente, la dimensión inconsciente de las heridas auto-infligidas. El tatuaje como escarificación también entra en esto. En ellas siempre está en juego el lugar del sujeto con respecto al Otro. No nos es extraño entonces que las cortadas se hayan vuelto tan populares. Aunque como ya dijimos, una incisión es una cosa: tiene que ver con la marca del sujeto. Una cortada profunda que lleve a la muerte, es también la marca del sujeto, pero el sujeto ya no está sino como signo; digamos, el epitafio, el recuerdo en alguien, y si no se tienen seres queridos, pues en los medios de comunicación le hacen el favor. Es la paradoja de todo esto: el lenguaje se funda en una muerte primordial; es decir, todos ya hemos muerto una vez, en la medida en que el goce no es absoluto, por la misma razón nos habita una pulsión, llamada de muerte, que de algún modo es inmortal en el sujeto. El Otro es el sitio del lenguaje en el que nos constituimos como animales enfermos de muerte, diría Hegel, y es a través de ello con lo que hablaremos del ser en el BM. 




Shining nos dice que él está enfermo, que padece esquizofrenia, paranoia y no sé qué tantas cosas más, de un modo muy parecido a cuando alguien se entera de que eres psicólogo y se muere de ganas de que "le indagues el cerebro", que le apliques tests, etc. Ya ustedes pueden seguir el camino solos: sí, se trata de un Otro al que se le supone saber (la psiquiatría precisamente es una colección perfectamente estructurada de enfermedades (saberes) listas para quien las quiera o no quiera). Hay un goce en el hecho de ser reconocido por el Otro como "perverso", como buen jugador de futbol, o como bella persona, como también hay goce en decir que me autodestruyo porque soy pura tristeza, o porque estoy loco, insano, mil razones. Precisamente la definición de un sujeto para el psicoanálisis es la de ser representado por un significante (el psiquiatra o el título de licenciatura) para otro significante (maniaco-depresivo o chef). El sujeto queda en medio, es, por decirlo de modo contundente, como les tengo acostumbrados: un puro vacío. Lo que fluye en ese vacío, de modo metonímico, sin un punto fijo en la cadena de significantes, es el deseo. Es al que les remito: el deseo traza los senderos. Aquí estamos utilizando el ejemplo de la entrevista con Shining para articular nuestra enseñanza. A lo que apuntamos aquí es a que alguien pueda producir sus caminos. Conociendo esto de lo que hablamos, se puede incluso ser más justo con nuestras propias inclinaciones, dándoles su lugar más allá de la redundancia constante. Si se quieren suicidar, o si quieren vivir, lo que sea, no somos moralistas. 




Voy a tomar un ejemplo de Lacan con respecto a la cuestión de la alienación, para mostrarles de qué se trata el BM barrado. "¡La bolsa o la vida!", pues no, vamos a hablar de "¡el BM o la vida", si eliges al BM, pierdes ambas, como hizo Dead. Si eliges la vida... Bueno, algo se pierde, no diré exactamente que el BM, porque yo no quiero causar suicidios. Algo se pierde, esa pérdida es la que le hace barra al B/M. Ahora, ¡la libertad o muerte! En este ejemplo cambia la lógica, se eligen ambas cosas: elegir libertad es elegir la libertad de morir, ese siempre es el destino, y elegir la muerte es una muestra valiosa de libertad. Por lo tanto, se eligen ambas cosas, pero no es ni lo uno ni lo otro. Esa es la importante función de esa "o", que no es cualquier "o", la de ser "ni lo uno ni lo otro". Ahora, si seguimos la noción de que el BM nace donde muere, elegir entre el BM o la muerte, nos lleva a algo similar que con el caso de la libertad. Sólo se elige al BM muerto. Elegir al BM, es fundirlo en la muerte, elegir la muerte es fundar al BM en ella. 
Como ven, la "o" es determinante, es la pérdida misma, porque aun si elijo ambas cosas, en la "o" algo ya no se repite, porque queda irremediablemente extraviado. Esto lo pueden ver en un diagrama de Venn, con la operación de A reunión B. 






Supongamos que dados los conjuntos A y B, A contiene a los elementos 1, 2 y 3, y B a los elementos 3, 4 y 5, los elementos que son únicamente de A se escriben en el círculo verde (1 y 2) y los elementos que son sólo de B en el rojo (4 y 5), el 3 sería un elemento común a ambos conjuntos, por lo que iría escrito sólo una vez en la parte de en medio común a ambos círculos. A reunión B quedaría: 1, 2, 3, 4 y 5 y NO 1, 2, 3, 3, 4 y 5. La segunda sería suma y no reunión. Entonces tenemos claro que en la reunión hay una pérdida. Hacia esto Lacan nos quería llevar con la "o" tomada de la lógica, llamada vel "o", que para el autor sería alienante no en el sentido usual imaginario de perder el "propio yo" en el otro, sino que sería parte de una función simbólica de constitución del sujeto. Se distingue de la "o" del "o esto o lo otro" y de la "o" que incluye ambas cosas (se solicita quien hable francés o alemán"), es una "o" que dice "ni esto ni lo otro". 
La alienación es paradójica porque implica que el sujeto al ser representado por un significante para otro significante, cuando un significante hace aparecer al sujeto como sentido (significado) necesariamente del otro lado aparece como desvanecido. En otras palabras el sentido no puede abarcarlo todo, necesita de esa porción de sin sentido que estrictamente se relaciona con el ser del sujeto y que constituye el inconsciente. Luego Lacan hablará de un segundo tiempo que será la separación, pero ya llegaremos a esto. Por ahora quisiera que retengan lo visto hasta ahora y pasemos a una metáfora para terminar el día de hoy.


Es un hombre en coma. La ciencia puede tener máquinas para mantener -muchas veces en un intento forzado-  a un cuerpo vivo en lo real de lo biológico, pero la muerte está dada ya en lo simbólico, el sujeto está desvanecido, no hay palabra: claro que el suicida optaría por apagar la máquina, ¿no pasa esto con el BM? ¿No todo se ha reducido a la relación con la máquina de respiración artificial? Sea para apagarla, o para mantener vivo lo que ya no está ahí, ¿dónde queda el plano de la otra muerte? A ese nos dirigimos, ese nos compete, es de ahí de donde vamos a hacer surgir algo, de esa muerte puede surgir un sujeto, pero ya sin usar la metáfora del hombre en coma, porque tampoco esperamos milagros. Continuaremos este recorrido, vamos a hablar más acerca del sujeto y del Otro, para posteriormente pasar a un tema que sólo de pasada he tocado, que es el del RHP y LHP. Creo que Uds. ya vislumbran que yo soy un ateo, gracias a Dios, o si quieren, a Satán, aunque definitivamente no tengo nada qué hacer en la iglesia de Lavey, hay demasiado cinismo ahí, en todos los sentidos. Hasta luego, caballeros.

-Chaoswolf

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