Tomino

Tomino

jueves, 27 de junio de 2013

V: De la ideología




Temas:
Resumen 
Cinismo blacker "posideológico"
Fractalizar la identidad
BM como significante Amo
 Comentario de la entrevista a Abbath
Corpse paint como "desidentificación"
 El nombre Burzum como síntoma


Si somos lo suficiente rigurosos en nuestras aseveraciones tendremos, en su momento, por necesidad, ir dejando atrás algunas afirmaciones, sosteniendo unas, y también transformando otras, por lo que no podemos ver esta enumeración de escritos a través de un efecto “gestáltico” cualquiera, sino más bien, ir viendo la travesía desde diversos momentos de nuestras reuniones, adquiriendo su significación de modo retroactivo y perfilándose en una obra que, claro, se irá presentando de modo cronológico, pero su lectura supone también una inmersión lógica en el asunto; es decir, poder leerla desde el –presunto- final y pensar lo anterior de otro modo. En el encuentro primero hablamos de cosas tajantes; y sin embargo, no me di el tiempo de explicar a detalle desde dónde estaba construyendo aquello que de por sí siempre estuvo construido de otro modo. Quizá haber hablado de un templo de palabras muertas no pasa de ser una mera introducción poética, que –agrego- pudiera ser de muy mal gusto para algunos, pero tiene su razón de ser. El primer escrito se puede resumir como el planteamiento de señalar el lugar de la falta en el Otro, como objetivo y como producto de nuestras reflexiones acerca del “mundo blackmetalero”. Si bien no explico a fondo los conceptos operativos y técnicos que utilizo, como el Otro diferenciado del otro, como lo real, simbólico e imaginario, etc., están siendo comprendidos en todo momento, incluso si no se dan cuenta. Como estas reuniones no son ciertamente escritas con un fin profesional, sino que son ejercicio de escritura, como parte de lo que Chaoswolf aúlla, no nos detenemos tanto en cuestiones de orden formal. Pero también otra cosa es cierta, y es que a pesar de la intención artística, si quieren llamarle así, con la que elaboro estos textos, tienen una estructura y unos objetivos bien planteados y fundamentados. En el encuentro segundo, me enfoqué en algunos de esos símbolos que resumen muchas de las significaciones en el BM que son, claro está, el anticristianismo y el satanismo. Se me objetará que dejé por fuera al paganismo, pero fue con toda intención, para poder dar el segundo paso que fue aterrizar estos planteamientos a nuestro contexto que es México. Apuntar a tocar los “ismos” basales es exactamente una parte fundamental de la llamada subversión del BM. El tercer escrito fue, en primera, organizar un mito para dar cuenta de aquel Real del que les he hablado en el BM, aquello que lo llega a hacer indefinible hasta cierto punto. Utilicé el génesis bíblico por un motivo práctico, pero también por una razón un poco burlona. Luego abordé el NSBM en cuanto a la polémica que genera. Y de algún modo sostuve la opinión opuesta al anti-nazi común, que es la de que el BM no tiene nada que ver esa ideología; tiene que ver y mucho, no obstante, nosotros estamos haciendo un trabajo de reformulación, por lo que no podemos reducirnos a decir que el NSBM sea la esencia del BM. En el cuarto encuentro tomamos un rumbo hacia una parte fundamental, en la que traigo a mesa la noción psicoanalítica de sexualidad. Se trata de responder la pregunta ¿qué lugar tienen las mujeres en el BM? Pregunta aterradora porque esconde la pregunta real: ¿Qué es una mujer? Ninguna respuesta que apelase a factores de igualdad nos contentaba, por el simple hecho de que nadie tendría necesidad de hablar de igualdad si en realidad existiera. Por eso vimos en el problema de las mujeres un punto de regreso a nuestras reflexiones sobre la consistencia ontológica del BM. Se propuso entonces que las mujeres están en Otro lugar con respecto a él, por jugar con una metáfora espacial y hacer más asimilable la cosa, pues a lo que apuntamos con eso es a decir que ese Otro lugar es el lugar de Otro goce, de ese extraño emparentamiento que vemos en Nietzsche de la mujer con la verdad, que en psicoanálisis es la verdad de que no hay saber sobre de lo real, por lo tanto, es paradójico, pues la verdad es que no podemos acceder al goce total que implicaría la Verdad. En otras palabras: nadie sabe qué es una mujer. Debido a esto, ponemos en suspenso la concepción misma de “hombre” y “mujer” en tanto significantes que se sitúan del lado de los saberes. Luego agrego un pequeño apartado introductorio a la metáfora de los lobos y el rebaño para irnos quitando de la visión dualista de las cosas. 


Ahora vamos a valernos del sentido común, al que le gusta hablar de “escena del BM”, para dar un giro y traer el análisis de la ideología que se deja ver incluso en ese significante (escena) tan usado. Escena aparte de poder ser una parte de la obra, se usa para referirse al escenario en el que se va a llevar a cabo la obra, ¿no es cierto? Freud relacionaba al inconsciente como lo que él llamó “la otra escena”, esa que nosotros traemos a la “escena” de siempre para denunciar su verdadero estatuto. La masa (artificial, para ser más específicos), como Freud nos va a decir, se crea por la fuerza de Eros y depende de un objeto (por ejemplo, el líder político) que se ponga en el lugar del Ideal del yo, aquel lugar al que aspira el sujeto para hacerse amable para el Otro. Yo he llegado a hablar del BM como una masa amorfa y estereotipada, como una especie de religión en la que aparentemente cada quien es –tautológicamente- él mismo, por lo tanto, la autenticidad es tan pura que se vuelve dudosa. Chaoswolf en su canción Chaos-wolves from nowhere, formula lo opuesto a esto: si el caos es real, es porque no somos lo que creemos que somos.
Les dije en una ocasión que el BM debería concebirse como un género ideológico, indudablemente, se trata de un modo de ideología, por lo que vamos a articularlo desde la crítica de la ideología que hace Slavoj Zizek utilizando el psicoanálisis planteado por Lacan. Podemos decir que lo que Marx entendía por ideología se resume en la frase: “Ellos no saben lo que hacen, pero lo hacen”. La fantasía ideológica de algún modo radica en creer que no estamos atrapados por la ideología, por el hecho de saber que la ideología es una pantalla engañosa que enmascara la realidad pasamos por alto que la realidad ya está per se estructurada por la ideología. Es decir, podemos pensar ya haber superado la enajenación clásica del blacker o el metalero: el tipo que organiza su vida en torno a una falsa creencia en la divinidad de Judas Priest, en la magnificencia del metal o de su subgénero favorito, y en general, en que por ser metalero ya se encuentra diferenciado sustancialmente de otros que no, que ya adquiere un nivel simbólico concreto, que su identidad ya está fijada dentro de unas muy marcadas coordenadas. Bien, podemos conocer este perfil con nuestra experiencia diaria y aun así decir: yo no soy así, mi identidad no me la da ningún género musical, me la doy “yo mismo”, soy blacker por mi cuenta, etc., etc.”. Sin embargo, este último sujeto colecciona discos, hace música para el género, la vende, hasta se podría dar el caso que en sus letras escribiese sobre cosas en las que en realidad no cree, o si las cree, no tiene ni la menor idea de por qué. En pocas palabras: “él sabe muy bien lo que hace, pero aun así, lo hace”. Así lo maneja Sloterdijk refiriéndose al cinismo. Es decir, la ideología se superpone a pesar de que el sujeto crea ser autónomo.

El cinismo ideológico es una especie de "negación de la negación" hegeliana. Podemos ejemplificar esto con el conocido video de una entrevista a Abbath de Immortal, en la que dice que la ideología tradicional de la quema de iglesias es sólo una pantalla que para lo único que sirve es para enriquecer al gobierno, etc., etc., y su última consecuencia, dice,  -tras una ruidosa carcajada- es "end up in jail" (refiriéndose a Varg Vikernes, naturalmente). Es decir, ¡esa actitud común de distancia cínica con respecto a una ideología no subvierte dicha ideología! Sólo la niega para integrarla en una especie de síntesis: el caso de este video funciona como la frase "¿qué es el robo de un banco comparado con la fundación de un nuevo banco?"; o sea, la reacción cínica diría que el enriquecimiento legal es mejor y aparte está protegido (pero no toca el núcleo del enriquecimiento), también diría que el BM es más sagaz cuando puedes tirar iglesias simbólicas con tus letras, hacer maldad, transmitirla, etc. sin pagar consecuencias legales e incluso vivir de ello, en ambos casos el cinismo denuncia la falsedad tras la apariencia de verdad pero no se renuncia a ella, demostrándonos la importancia de la apariencia en la articulación de la verdad. Ninguno de los dos ejemplos tocan el núcleo ideológico, sólo denuncian su nivel de ficción y se adhieren a ella en su actividad simbólica. El cinismo pues, no es una actitud posideológica, hoy es la actitud ideológica por excelencia.

Entonces me dirán: ¿Cuál es la solución? ¿Cómo trascender esta inmersión ideológica? ¿Cómo ser únicos y autónomos, verdaderos lobos lejos del rebaño ideológico?

Si bien yo no colecciono discos y tengo muy trazado el tema de mis letras y la orientación de mi música (jamás verán a Chaoswolf tocando shoegaze, por ejemplo), estoy existiendo en el BM, aunque para ser más específicos estoy: ex –sistiendo. ¿Estoy afuera o adentro del movimiento? Estas nociones no son necesarias si tenemos a la mano una figura topológica, llamada banda de Moebius. Verán que en ella no hay afuera ni adentro. Las soluciones muchas veces son un intento forzado de dar circularidad a algo que tiene una forma más del tipo fractal, pero verán Uds. que el fractal sigue cierta lógica en su formación, pues se entiende como un conjunto que en la teoría del caos se le llama “atractor extraño”. La pregunta por cómo ser verdaderamente “desideológico”, cómo poder ser el más puro y auténtico habría que ser leída desde la lógica del yo que es la de la identidad de algo consigo mismo, ¿y por qué no mejor “fractalizar” esa identidad? Ese es un camino, muy incierto a decir verdad, hacia el caos, pero podemos señalar una suerte de ruta.

Determinada ideología sirve como un punto de acolchado, un punto nodal en el que significantes vacíos, flotantes, se articulan y adquiere una congruencia interna. Si se acolcha dentro del significante Black metal a determinados significantes-saber como una lista de bandas “verdaderas”, o tendencias como el anticristianismo, el paganismo, el satanismo, etc. estos últimos se fijan y adquieren un sentido. El problema a tocar aquí es que pudiera creerse que esta operación de metáfora ideológica cierra las brechas en una Identidad y restringe el funcionamiento de las diferencias, cuando en realidad es todo lo contrario: un campo ideológico sólo pueda adquirir su congruencia si se compara con otros significantes opuestos. Es decir, el punto crucial hoy en día del BM no es la clásica homogeneidad discursiva en la que todos hablan literalmente igual, sino la gran diversidad de posturas y tendencias, en suma, la heterogeneidad que puede llegar a disfrazar una misma certeza dentro del ámbito. Señalar que la heterogeneidad funge como un disfraz se puede justificar desde el hecho de que, sin importar cuántas tendencias haya en BM hoy en día, el BM sigue siendo una constante ideológica de la que ni el cínico que se burla de la ideología y de la rigidez mental de sus coetáneos, ni el enajenado tradicional “true”, ni el pagano naturalista en su debate contra el “caoísta” supra-naturalista, han podido notar que el problema radica en que ES un núcleo duro de goce (inconsciente), imposible de simbolizar (de pasar a palabras), LO que realmente sostiene todo edificio ideológico.

Zizek nos recuerda el trabajo que hizo Lacan sobre la anamorfosis, con el cuadro de Los embajadores de Holbein. Un cuadro en el que si miramos de frente aparece una especie de punto alargado que sólo adorna lo demás, si lo vemos del lado derecho aparece un cráneo.
La misma operación corresponde al BM concebido como edificio ideológico, mirarlo de lado implica: “reconocer en él la encarnación de una falta, de un abismo de sin sentido que se abre en pleno significado ideológico”.

¿Qué se le pregunta al Otro cuando queremos saber la fórmula, los pasos a seguir, la receta de cocina, para ser aquello que queremos ser? La pregunta es ¿qué quiere el Otro de mí? Lo que significa una pregunta por el deseo del Otro, deseo insondable del que uno sólo puede restituir ciertos fragmentos, pues se trata de un deseo que sobrepasa los límites de nuestro conocimiento. Aquí tenemos que diferenciar deseo y demanda: la demanda sería lo explícito, una petición cualquiera como la ejemplificamos con las cosas que los padres demandan de los hijos: “no digas groserías, pórtate bien, saca buenas notas en la escuela, etc”. Pero lo enigmático es lo que se esconde tras la demanda: “¿qué quieres de mí, a qué apuntas en realidad mediante esas demandas concretas que me haces?”. Este es el lugar de un vacío, una pregunta a la que el proceso psicoanalítico se dirige para atravesarla en su sin-respuesta fundamental; es decir, lo que sea que el Otro desee de mí, podrá ser convertido en mi deseo sin necesidad de justificarlo en el Otro. Podemos traer un ejemplo. Unos sujetos llegaron a decirme “nosotros ya no usamos corpse paint, ya trascendimos, ya no necesitamos usarlo para vernos verdaderos, etc.”, nuevamente está en juego el ¿qué quiere el Otro de mí? ¿Cuál es la imagen correcta? Porque a fin de cuentas, en ambos casos hablamos de imagen, ¿no es cierto? Lo importante aquí es detectar, más allá de la identificación imaginaria (mi imagen con o sin corpse paint), el nivel fundamental de la identificación simbólica, es decir, la identificación con la mirada desde la cual me veo, la identificación con aquel significante único desde el cual determino los demás, aquel punto idealizante, inalcanzable, que es la marca significante de las palabras del Otro. Es allí donde habríamos de tocar la llaga del problema: a partir de eso el corpse paint puede convertirse incluso en una imagen de “desidentificación”. Abbath en la entrevista mencionada nos dice algo certero sin saberlo: el maquillaje simboliza una celebración de los demonios internos. No es que realmente haya demonios internos, ni siquiera al nivel literal de una fuerza oscura interna, sino que más bien la externalización de eso supuesto interno es lo interno mismo en su esencia. Pasa lo mismo con el lapsus linguae en el que lo dicho no es otra cosa que lo dicho. Por eso se puede decir que el corpse paint propiamente es la celebración de los demonios externos: de esa exterioridad tan íntima que llamamos lo inconsciente. Lo inconsciente no es lo profundo, pues no se encuentra por debajo ni por arriba, es nada menos que el discurso del gran Otro, como Lacan lo llegó a definir.

Finalmente, la dimensión que tenemos que señalar es que la ideología es una forma fantasmática que encubre un núcleo real de goce, un núcleo duro imposible de simbolizar, y que ese es exactamente el  meollo del asunto: lo real es una pura negatividad ontológica que sin embargo sostiene la construcción simbólica de la realidad. Lo real es como aquel suceso inexistente que aparece justo al momento de despertar en una pesadilla, la mortal granada que explota en los sueños de aquel neurótico de guerra, aquello que no cesa de no escribirse. Analizamos esta construcción ideológica conocida como Black Metal incorporando esta noción de lo real en tanto es precisamente la que sostiene el antagonismo que es inherente a su forma: ese nudo que no cede a lo simbólico es un goce del Otro que entre más nos acerquemos a él, a saber algo sobre él, nos disolveremos como entidades positivas, camino al cual ciertamente no apuntamos (pues implicaría sumergirse un abismo autístico sin palabra),   más bien tratamos de señalarlo.

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El significante-nombre de una banda, el significante-pseudónimo, etc. juegan un papel importante en esto que estamos articulando sobre la dimensión ideológica. Tomemos un ejemplo del libro Vargsmal de Varg Vikernes. Vamos a hacer abstracción del impúdico intento de manifiesto nacional socialista que es este libro y pasemos a algo que nos compete. En un apartado él habla de los nombres. A modo de justificar un pasado que evidentemente es muy penoso para Varg, nos dice que su pseudónimo, Count Grishnack, es todo lo contrario a la tendencia de las “sociedades satánicas”, que hoy podemos llamar también “escena del BM”, pues no apunta a otorgarle un nombre duro, rudo, sino un nombre hasta cierto punto místico, como un código oculto entre hermanos arios, que ocuparía un lugar de sinonimia entre lo que él realmente es. Luego hace una comparación entre Sauron y Odin, por lo que Grishnack es lo que él es, un hijo de Odín. Sabemos que el universo de la Tierra Media de Tolkien está sumamente cristianizado, tan sólo véase El Silmarillion. Es decir, Sauron es un señor oscuro, una especie de Satanás, y lo que hace Varg es homologarlo a un dios pagano, que para él no es más que luz. Luego esta lógica se repite cuando explica el nombre de la banda:
El nombre Burzum que yo uso como el nombre para mi banda musical ("Burtsum se pronuncia con la usual "R" y es similar a una palabra noruega) es plural para Burz que quiere decir noche u oscuro.  Aquí significando a "la  oscuridad y noche para el Judeo-Cristianismo, y la genuina luz y día para el mundo germánico".



Es decir, Burzum como nombre apunta a crear una oscuridad para el enemigo, el objeto de odio, que al mismo tiempo representa luz para los ásatru-germánicos. Para decirlo sencillamente: Burzum es luz y oscuridad, dos significantes opuestos condensados. Burzum es un síntoma en sentido freudiano. Pero lejos de quedarnos en esa especie de condensación entre luz y tinieblas, en un intento de síntesis hegeliana, lo que denota es que Burzum como tal es un significante vacío que adquiere congruencia tanto de la luz como de su opuesto. El significante en su naturaleza es lo que hace posible este tipo de “dualidades” que sólo enmascaran una relación más primitiva, la relación con el vacío. No somos idiotas y sabemos que Varg no siempre pensó a Burzum del mismo modo, de algún modo él al principio fue nombrado por Otro, en tanto coordenadas simbólicas de una banda de BM, un pseudónimo adecuado, etc. El giro de Varg fue autonombrarse en tanto desconocimiento de sí mismo. Varg, como pocos, se dio cuenta de esta parte rota del Otro, el nombre que no aspira más que a una portación ficticia de un demonio o qué sé yo, pero obviamente intentó suturarla por medio del apego a la luz de un sustituto, Odín, con O mayúscula también. Este fue su error, pues cayó en las garras de una ideología que es lo suficientemente irresponsable con su goce, que todo se lo adjudica a una figura muy conocida a través de la historia, sabemos cuál. Mayhem, como significante, por otro lado, sólo llega a ese punto nominal en cuanto muere, en cuanto se vuelve su propia matanza. Nuestra posición en el BM tiene que ver con todo esto que les digo, aunque no sea tan claro. Somos otra generación, y sin embargo, somos la consistencia de eso que alguna vez fue. La retroactividad es el paso que estamos dando, hay que re leer el origen, no alienarnos en alcanzarlo, tampoco creernos que el BM ya evolucionó, que ahora exista el shoegaze, el postblack, etc., no nos interesa en lo más mínimo, es harina de otro costal, aunque los costales puedan ser traídos del mismo lugar: nuestro trabajo aquí es el BM, género enfermo, género extraviado, género del que nos damos a la labor de tomar la palabra.

-Chaoswolf

domingo, 9 de junio de 2013

Del génesis y el NSBM

III: Del génesis y el NSBM

El Otro como Matrix

Apuntando al sin sentido
Fuera del paraíso del BM 
El fetichismo del nazismo
No es la raza, es lo real del goce
Identidad racial = ficción yoica
Tiempo mítico (Real)
Las apariencias no engañan
Risa en vez de angustia
Identidad mexicana ¿malinchismo disfrazado?
BM: una práctica de la discordia  


Bien dijo Heidegger que el hombre no es realidad sino posibilidad. Ahora bien, el Black metal ¿es realidad o posibilidad? Vamos a dejar esta pregunta suspendida y vayamos sobre la marcha. Comencemos por distinguir lo Real de la realidad. La realidad necesita de un soporte para poder articularse como un plano simbólico, dicho soporte es la que la constituye del lado de la ficción; es decir que la realidad es como una Matrix. Por eso mismo Zizek va a decir, con respecto de la película de los hermanos Wachowski, que él elige una tercera píldora (Morfeo ofrece dos píldoras a Neo; una para regresar a la ficción y otra para adentrarse en la cueva del conejo del país de las maravillas), esa tercera píldora es la que permitiría ver la realidad contenida en la propia ilusión. Y entonces cuando la realidad empieza a temblar es señal de la irrupción de lo Real. La realidad se configura a través de bruscos movimientos provocados por el entramado edípico que constituye nuestro lugar como seres humanos. El Edipo no es un complejo, es la organización misma del orden simbólico, es decir, de la realidad. Wittgenstein decía que los límites del lenguaje son los límites del mundo. El Otro del que tanto les he hablado es eso: el Otro del lenguaje.

Si no entendemos que ser humanos significa habitar un espacio que nos precede, que estamos sujetados a una falla fundamental por el hecho de hablar, que el lenguaje no es un instrumento sino que más bien nosotros somos instrumentos de él y que estamos arrancados inexorablemente de toda tentativa instintiva por más que nuestras proyecciones retroactivas al mundo animal quieran decir lo contrario, nos quedaríamos sin elementos importante para poder abordar cuestiones relacionadas con manifestaciones de la vida anímica. El Black metal es humano, demasiado humano, y si algo define a lo humano es el deseo. ¿Por qué incorporar lo Real al Black metal? Seguro el motivo primordial es para entender que hay cosas que no tienen sentido y ciertamente el Black metal ha caído en picada en eso que Zizek ha llamado la tentación del sentido. Por supuesto que se encuentra totalmente justificado al ver que una de las raíces del Black metal es el paganismo. ¿Y qué es el paganismo sino una visión que dota de sentido al mundo? El sol, la luna, los astros, deben de significar algo, eso dice el paganismo. Vemos que seguimos en el ámbito del lenguaje, y ciertamente no nos iremos. El problema está en cuando el sentido domina y se queda más en el lado imaginario. No es que lo imaginario sea malo o negativo, sino que es fácil quedarse estancado en él y por eso es importante poder distinguirlo.
Lacan decía que está tan loco un sujeto que se cree rey que un rey que se cree rey. A lo que se refiere es a que, en la sucesión de tiempos lógicos que debe atravesar un sujeto para constituirse como tal, hay un momento en el que uno se cree ser el falo que completa al Otro. Por supuesto que estamos hablando de algo que se de manera inconsciente y que está en relación con la construcción del yo. El yo es exactamente esa imagen que nos construimos para el Otro; es alienante por definición. Esto es fácil, si el Otro es, por ejemplo, la escena del Black metal, el yo en su ceguera va a seguir todos los pasos que se le den (¿y quién se los va a dar sino el Otro?) para instalarse en la creencia de ser un verdadero black-metalero. Y bueno, debo decírselos, el otro día alguien se dio cuenta y me hizo confesarle que en realidad yo soy un blacker de closet. La otra vez les comenté de la incompatibilidad acerca del Black metal con el metal… con todo la contradicción que esto carga propongo como fórmula que de vez en cuando se le escriba así: Black / Metal. O bien agregándole un losange que significaría castración: B ◊ M. Esto es sólo un juego de signos, pero lo que viene a proponer es que no hay completud en el Black metal, la dimensión de lo inconsciente toma su lugar en la división entre el enunciado y la enunciación, dejando entonces el espacio abierto para la emergencia del deseo. Esto implica responsabilizarnos sobre nuestro ser en tanto historia y deseo únicos; llegando a reconocer que no es por azar que estamos en el Black metal y que nadie hace las cosas nada más porque sí. Cuando alguien dice “Yo hago música sólo para mí” debería de pensar bien en qué está basado ese “mí”, y quizá tocarlo como nota musical; así podría darse cuenta que las notas que toca no son aleatorias y que responden a una causa en relación al deseo, y para ser más exactos, al deseo del otro. 

Vemos que existe cierta linealidad en lo que algunos llaman la historia del metal y su relación directa con el Reino Unido. Black Sabbath, Deep Purple, Scorpions, posteriormente Def Lepard y bueno, basta con mencionar a la NWOBH en general. Pareciera que el nexo con el BM es evidente, por supuesto, con la llegada de Venom. Obviamente otras bandas de otros países, que yo considero mil veces mejores que Venom como Bulldozer o Master’s hammer, también (ob)tuvieron su influencia sobre la creación  del BM. Lo escribo “(ob)tuvieron” porque como se darán cuenta, el pasado es dotado de sentido a posteriori. No hay que ser tan estúpidos como para pensar que realmente el Black metal estaba destinado a ser. A esto le pueden agregar muchas bandas más que su influencia fue obvia…, incluso los Beatles, si quieren. Aquí no se va a discutir cuál es la verdadera raíz del BM por razones que ya he explicado de muchas maneras. Lo que quiero plantear con esto es otra cosa: A partir de Venom, de donde proviene el nombre establecido, no  digamos que el nombre propio, del Black metal, se marca un punto de quiebre, de ruptura. Cuando se construye la verdadera base del BM, el Reino Unido se pierde del mapa. Es por eso que con justa razón, Venom no es Black metal sino, más bien, Metal black, y eso es algo que ellos concluyeron hace ya unos años. Hoy en día por supuesto que hay bandas británicas de BM, como Lyrinx o Fen, pero no conforman gran número en comparación con bandas de otros países más representativos, no en cuanto a nación, sino en cuanto a sonido. No es que esté haciendo menos a las bandas británicas, sólo digo que a diferencia del heavy metal, en el BM hubo una ruptura con los países tal cual, metáfora excelente para hacer nuestra propia conceptualización de BM. En Venom se ve algo, algo interesante, pero no hay nominación: Venom no nombra al Black metal. El Black Metal se nombra por sí mismo, no por sus antecesores metaleros. Luego se encuentra un segundo tiempo, más importante aún, pues se trata de lo que puedo llamar la nominación simbólica, que se da, Uds. ya sabrán, una noche de 1993. La noche que Burzum mató a Mayhem. Nargaroth toca un punto importante en la canción The day as Burzum killed Mayhem: “Black metal created his own grave”. A partir de ese día, con la muerte de Euronymous, con ese cuchillo que dio treinta y algo de apuñaladas, se instaló una marca, una marca de un campo de posibilidades. Ese cuchillo fue como la serpiente que dio la manzana prohibida para desterrarnos del Edén del Black metal. Y es en esa muerte del Black metal donde nace como tal, a partir de allí hay una transformación, mítica, claro está, que está en la base de todo lo que es el BM el día de hoy. Esto es una construcción teórica, todos sabemos que ya había BM antes de 1993, sólo estoy haciendo este mito del génesis para formular que hay un real mítico (el BM pleno) y que es a partir de una muerte, simbólica, donde se instaura el BM como posibilidad, ya no como realidad, y en un efecto retroactivo, el BM se nombra, adquiere un nombre. Ahora bien, no piensen en fechas exactas, estoy haciendo alusión a acontecimientos para ayudarme a construir algo que será útil para pensar al BM en su frío limbo entre la vida y la muerte, no estoy refiriéndome a nada en un sentido empírico ni cronológico, sino lógico, los tiempos que estoy trabajando son de orden lógico. En aquella noche de 1993 la dialéctica hegeliana desfalleció pues en esa guerra ninguno de los dos tuvo miedo a morir. Sabemos algo sobre qué tipo de persona era Euronymous, un joven que en verdad creía en el mal, en un Satán distinto al que promulga el capitalismo y claro, no puedo evitar mencionar cuando en una entrevista dijo que si su novia muriese, él no lloraría, abusaría de su cadaver. Se logra inferir que tenía novia, si bien quizá no real, al menos en su fantasía; y abusar de ese cadáver le dota evidentemente de cierta vitalidad. Esa vitalidad del goce, exceso de vida que en su coqueteo con la muerte, no deja de sacarle lágrimas a los nostálgicos "trues". Por esto no es de extrañar que Varg tomase cierta aversión al significante “Satán”, como lo manifiesta en su libro “Vargsmal”, y esto es importante para comprender por qué Varg pide que no se le asocie más con la escena del Black metal: los tiempos cambian, ya no se trata del joven que vociferaba sus conductas iconoclastas (evidenciando una sensatez muy precaria a decir verdad) sino que se ha convertido en un lobo distinto que vive en una finca con su familia, alejado casi en su totalidad de la escena del BM. Cada quien, finalmente, ejerció su libertad. 

Ya es momento de hablar de lo que no por casualidad titula esta tercera reunión del Orgen-latém; ya saben que estoy hablando del NSBM (National Socialist Black Metal). No nos es ajena la relación que tuvo Varg Vikernes con la ideología nacional socialista y que de algún modo persiste en él, hasta el punto de considerarse algo que no todos los nacional socialistas aceptan: un racista. Me refiero, claro, a quienes prefieren el término racialismo. Ambos términos, no obstante, lo único que tienen de distinto es el ismo. Tampoco vamos a perder tiempo en definir exhaustivamente al nacional socialismo, pero no podemos prescindir de hablar de él porque no hay cosa más absurda que decir que el NSBM no existe por el simple hecho de que el Black metal (algunos dicen directamente el metal) no tiene nada que ver con política. Pienso que esas personas son idiotas en el sentido que se le daba en la Grecia clásica. El NSBM es una consecuencia del principio pagano que está en la cuna del Black metal, por la nada simple (para algunos) distinción entre judíos y gentiles. El cristianismo es de origen semita, cosa que Uds. ya saben, así que me saltaré detalles innecesarios. El problema se manifiesta en el hecho de que se haya consolidado como un subgénero del Black metal y que a pesar de que muchos no comparten la ideología, sigue siendo escuchado debido al gran número de bandas con una calidad increíble en su música. No podemos dejar de mencionar grandes trabajos como los de Nokturnal Mortum, Absurd, M8l8th, Urdung, Hammer, Satanic Warmaster, etc. Las particularidades entre las bandas de NSBM son fácilmente apreciables: algunas toman al NSBM por asociación directa con la intolerancia, el odio y la destrucción. Otras asumen la ideología de un modo más profundo y lo elevan a un sentido místico y espiritual. Algunas combinan algo que en principio parecería contradictorio: satanismo y NS. Por supuesto que esta contradicción se rompe cuando se conceptualiza a Satán desde un satanismo gentil. Así es claro que dentro del NSBM hay también discordia por doquier. Si vamos enlazando los significantes veremos que la relación es muy clara, ¿qué nos viene a la mente cuando vemos una svástica o una foto de Hitler? Muchas cosas, sí, pero entre ellas en algún lugar está la guerra. La cosa es que no es cualquier tipo de guerra. Curioso es que no haya un movimiento de bandas estalinistas o leninistas… Creo que aquí podemos situar que el vínculo del NSBM con el BM tiene algo de especial. El así llamado RABM (Red Anarquist Black Metal) que surgió en respuesta al NSBM ciertamente demuestra más bien comunión con el death metal o con el punk. Sabemos también que Euronymous se consideraba comunista y degustaba de la música punk. Me gustaría algún día escuchar una banda estalinista enfocada directamente a la guerra, espero no tarde en escucharlo y si Uds. Llegan a conocer alguna, háganmelo saber. Tengo entendido que un buen génesis del Black metal comunista se puede localizar en Argentina con una banda llamada Profecium. Tienen buen sonido, desgraciadamente no me conmociona a tal nivel como lo haría quizá un disco de Goatmoon, aunado a que, la interpretación que hacen de Marx es, a mi gusto, demasiado literal. Sin embargo no estamos aquí para discutir esas cuestiones, más bien estamos aquí para clarificar la evidente relación del BM con el nazismo.

Tenemos que tomar en cuenta que estamos en México, un país que está caracterizado entre muchas cosas por no tener una racialidad específica. Pero nuestra crítica al nazismo no va por el lado clásico de pensar: "El NS no puede ser aplicado a México", sino que apunta al NS como tal. De cualquier modo, en México el problema se hace latente cuando se interpreta al NS en metáfora de la raza indígena y se aplican, digamos, los mismos criterios. La cosa es que por más que nuestra capacidad de abstracción nos permita hacer ciertas comparaciones, el hecho real es que Hitler no era un indígena y no habló para indígenas. En México tenemos otros campos para hilar la guerra ¿por qué no consideran la opción de hacer narco black metal? Si lo imaginan no tiene mucho peso de significado y por algo es, poco a poco mientras lo vaya desarrollando lo irán vislumbrando. Freud formuló que el fetichista (paradigma del perverso) tenía un lema que se podría decir así: “Yo sé que mi madre no tiene el falo, pero aun así…”. En México esta renegación fetichista está a la orden del día: “Yo sé que no soy ario, pero aun así...” que se aplica tanto para el NS pro-blanco como para el NS pro-indígena. ¿Aun así qué? Aun así nos la creemos. Porque como ya se imaginan, se trata de cosas inconscientes. En el caso del indigenismo se hace una sustitución mediante algo que le da semejanza al indígena con el ario: el hecho que son Una raza, y por supuesto, una raza gentil. Lo curioso, por supuesto, es que a pesar de haber contables variaciones del NS siempre permanece marcada la cuestión del anti-judaísmo, anti-sionismo, etc., en otras palabras, el señalamiento de una etnia específica que aboga por el control mundial. Como si el capitalismo fuera controlado por un empresario siniestro y narizón y no se tratara más bien de una máquina autónoma y anónima que rebasa "malignos" intereses y paranoias conspiratorias. 

Creo que Absurd nos dice con su nombre de lo que se trata el NSBM: es absurdo, y eso es lo que lo hace tan interesante. El nacional socialismo implica un ideal muy fuerte, inquebrantable en ocasiones, una fe ciega (valga el pleonasmo) y una aspiración a una sociedad majestuosa y espiritualmente elevada aunque generalmente se nos muestre la otra cara: el nazismo está satanizado ¿notan aquí la importancia de la relación significante? ¿Acaso no se quiebra la contradicción del NS con el satanismo? Se trata de asuntos de fe, en todo caso, ¿el fin justifica los medios o los medios justifican el fin? Tengamos en cuenta que el único fin real para nuestra condición humana es la muerte. La muerte no en tanto muerte biológica sino en tanto muerte simbólica. Y si quieren encontrar la conexión del BM con esto sólo tenemos que pensar en que su existencia no se puede reducir a guitarras eléctricas, lo podemos encontrar también en el sonido del primer insulto que fundó la cultura; también en la lanza y en la flecha, en las balas o en el aquelarre… pero enfatizo sobre todo a la palabra, el primer grito apalabrado que se le lanzó al otro es lo que nos define de qué se trata la cultura. Los animales no se insultan y cuando matan no lo hacen por malicia ni mucho menos por demostrar la superioridad de una raza sobre otra. Así ven que la cuestión biologicista que pareciera a primera vista ser central para el nacional socialismo también queda obturada por la entrada del significante al cuerpo. Lacan decía que las pulsiones son el eco de que en el cuerpo hay un decir… Por eso la cuestión de la raza existe a manera significante. No podemos permitir quedarnos en una visión tan simplista como la que todos somos iguales; precisamente porque hay una falla en el Todo es que existimos como entes simbólicos. Es el uno de la excepción, el uno-en-menos, lo que nos da nuestro lugar en el mundo que no es para nada un mundo armónico y ordenado, como quizá lo vieran, por ejemplo, los practicantes del ocultismo de corte caos-gnóstico. Debemos entender que esa visión dualista tan trillada entre el orden y el caos es en sí misma aturdidora a niveles altamente significativos. El caos se caracteriza por estar más presente en su ausencia. Esto implica entender que el orden simbólico, incluso cuando la lógica significante no admite de ningún modo el azar, es un caos en sí mismo. No puedo desprenderme de caer en este tipo de paradojas porque como ya lo he dicho antes, lo Real tiene que hacer su irrupción, como en el caso de las palabras del Duke de Wellington. Un sujeto preguntó “¿es este el lugar donde el Duke de Wellington dijo sus famosas palabras?”, “Sí –respondió el otro-, es este el lugar, pero nunca dijo aquellas palabras”. Con su permiso, hoy yo voy a ser el duque de Wellington.

Podemos interpretar, quizá con algo de esfuerzo, que la cuestión del racismo tiene algo que ver con lo Real en tanto es algo intolerable. Podemos llamarlo, si gustan, lo Real pulsional. Es precisamente a eso a lo que somos intolerantes, la raza es una máscara para eso. La repetida fórmula psicoanalítica es: el racismo es el odio al goce del Otro. Ese modo particular que tiene un Otro de gozar, y que a la vez, se trata de la sustancia de goce que no acepto de mí mismo. La cuestión del antisemitismo en el nazismo se puede leer también como un pretexto político. Y bueno, ¿quién más, si no los judíos? En cuanto a etnia, aunque no me gusta generalizar, se pueden leer como una paradoja de la culpa. Entre más se les culpa, más se libran de la culpa. El nacional socialismo es en gran medida una artimaña. Yo lo colocaría, si me lo permiten, en el lado de intersección de lo imaginario con lo simbólico, justamente donde Lacan ha colocado al sentido. Con esto también vemos su íntima relación con la mística y el paganismo. El problema claro es cuando se instala un sistema paranoico en esta cuestión tan de moda de las teorías conspiratorias. Me recuerda a cuando Zizek, criticando a la ecología, nos habla de una proyección psicótica de sentido cuando la ecología como parte de la ideología trae efectos tales como la reiterada idea de atar los vínculos con la naturaleza cuando los vínculos están rotos desde un principio. Al final plantea algo provocador: se debería romper incluso más brutalmente esos vínculos. Y bueno, el nacional socialismo era muy ambientalista, los campos de concentración lo demuestran.
En fin, de algún modo todo este planteamiento gira en torno a la pregunta que sabemos que siempre queda abierta: ¿Puede aceptarse la fusión que es el NSBM? Es decir, ¿puede considerarse Black metal cuando ideológicamente es nacional socialista? Yo respondería que sí. Por el simple hecho de que el Black metal en tanto ideológico, va más allá de los sub-géneros, si se les puede llamar así, que lo componen. Por el simple hecho de que la música tiene su mensaje propio. Citando a no recuerdo quién, la palabra es mitad de quien la dice y mitad de quien la escucha. Si no entendemos que el lenguaje se fundamenta en el mal-entendido y que uno habla de lo que no sabe a quien no es… entonces podríamos quizá caer en rechazar al NSBM por el hecho de ser nazi. En México, que es nuestro contexto y siempre hablo a través de él, esto suele suceder con mucha frecuencia. Motivos obvios: si hubiese vacantes en los campos de concentración entonces nosotros… 

No hay cosa más dolorosa para un yo, que no tener siquiera la posibilidad de luchar por su superioridad. Es decir, aceptando imaginariamente por el momento que existen distintos tipos de razas y que unas son superiores a las otras, entonces para quien cayó en el infortunio de nacer en un mundo simbólico donde posiblemente sea discriminado por su raza (un negro en una comunidad de blancos, o viceversa), no hay oportunidad de hacer algo real en cuanto a eso; o sea volver a nacer con otra raza, por ejemplo. Así que hay que tener cuidado, porque entonces las medidas disponibles son simbólicas e imaginarias; he allí donde yo sitúo la raíz del NSBM de México. No se puede simplificar la cosa al reiterado psicologismo del complejo de inferioridad, más bien podría proponer que se trata de algo diferente, que está relacionado, por el contrario, con la fortaleza yoica. La fortaleza yoica de un mexicano se refleja en los claros casos del nacionalismo identitario (ya sea basado en lo racial o en lo social) que son, para decirlo en pocas palabras, el desconocimiento del deseo en tanto que es siempre el deseo del Otro. Hay que tener cuidado al hablar de “el complejo de inferioridad del mexicano” pues estamos a la vez situando o colocando la superioridad en cierto lugar (es lo mismo cuando se dice: "el NS es para los arios; automáticamente se afirma la existencia de esa figura que es un mero delirio).    
Seguir el ideal del nacional socialismo trae consigo una más de las ficciones yoicas: la identidad racial. ¿No es la identidad racial una forma de unir de algún modo los elementos biológicos de los que se amarra el yo con los que le son proporcionados desde la cultura? Es entonces una gran posibilidad que esta identidad sea muy fuerte y hasta cierto punto inquebrantable… ¿No se nos muestra el ejemplo en historia americana X, cuando el factor que desencadena la ruptura de Derek con el nacional socialismo es una violación, o sea un Real en tanto trauma? Pasa lo mismo con la tendencia popular a decirle a la gente que tiene atracción hacia lo relacionado con el diablo y las artes negras, “cuando se te aparezca el diablo hasta te vas a cagar”, suelen decir.  La respuesta más honesta debiera ser: Por supuesto, si no, no podría creer en esto. ¿Qué estoy tratando de decir? Que de algún modo siempre hay una cierta condición ante la creencia, en este caso la creencia en el NS, en el diablo: que no se salga de su soporte que lo mantiene como ficción, que evada lo real. Este soporte se relaciona, sin duda, con lo que los psicoanalistas conocemos por el fantasma. Claro que esto sucede de manera inconsciente, uno cree en algo pero siempre con la distancia necesaria de que no pase a ser demasiado en serio. Por esto mismo, la estructura neurótica no está de lado de la certeza, sino de la duda: ¿Qué quiere el Otro de mí?


Sabemos de algún modo que los únicos verdaderos nazis fueron los que obviamente estuvieron y siguieron el Ideal dentro del régimen nazi mismo. El nacional socialismo desapareció cuando el padre murió, el padre es Hitler, por supuesto. A partir de esto el ideal del nacional socialismo se mantiene como fantasma, y es esta también la posible razón de su auge. Sí, hay sujetos que pareciera que sí se toman demasiado en serio la ideología nazi, como los skinheads. Pero (no) hay que dejarnos llevar por la apariencia y ver que esto no es del todo cierto. Si descontextualizamos al sujeto y lo colocamos justo en el momento de la Segunda Guerra, les aseguro que la estructura de cualquiera de esos sujetos se quiebra (incluso cuando la estructura psíquica siempre está “quebrada” de algún modo). Una de las determinaciones por la cual un sujeto se convierte en un skinhead nacional socialista es precisamente porque es un movimiento que surgió después de la muerte del nacional socialismo como tal; en pocas palabras que se necesita de una referencia a lo Real mediada por lo imaginario para la construcción de la supuesta identidad nacional socialista. ¿No es eso también a lo que Freud se refería con el mito de la horda primitiva? Había una vez un padre que tenía todo el goce para él, todas las mujeres de la tribu le pertenecían; los hijos celosos le derrocaron matándolo y comiéndoselo después. A partir de ahí se instaura la prohibición del incesto y el tótem como sustituto del padre primitivo. Es un mito que nos da una verdad acerca de tiempo lógico en el que hombre se convirtió el tal, o sea, cuando se funda la cultura. En esta cuestión de las tribus urbanas esto se evidencia con cierta claridad, siempre hay una especie de tiempo mítico, inaccesible, que fundamenta las identificaciones imaginarias y simbólicas. 

Estoy haciendo aquí la diferenciación entre las causas que en su momento dieron pie a muchos movimientos y lo que hoy en el posmodernismo sucede. Estamos en una época en la que pareciera que ya todo ha pasado, todo ha sido dicho y eso desemboca en una proliferación increíble de distintos tipos de identidades. La cosa es que muchas, debido a que se soportan siempre en una irrealidad, en algo que no está del todo ahí, se alimentan de más, como en el caso del skinhead que en verdad se la cree y muchas veces lleva su goce a lo real. Ese goce que jamás es posible tramitar totalmente, puesto que su renuncia primordial; es decir la inmersión al mundo simbólico, genera paradójicamente un plus de gozar. De este goce imposible de tramitar surgen los efectos de odio hacia el otro, hacia aquellas partes del Otro que representan lo diferente: misoginia, xenofobia, racismo. El odio al otro sería un odio al goce supuesto del Otro, ese goce que queda fuera del campo simbólico es lo que se confunde con “el mal”. Frente al exceso de nuestro propio goce, nuestro Real pulsional, la salida puede ser adjudicarle al Otro el encarnar dicho mal.  Hay una película española que me gustó bastante, “Diario de un Skin” se llama, basada en el libro homónimo, que nos relata el infiltramiento de un periodista al mundo de los skinheads, hasta llegar al punto en que llega a ser considerado una de las mejores mentes del grupo. Diferente a evidenciar cierta estupidez de los skins por dejarse engañar por el discurso de un mentiroso, pienso que nos revela la naturaleza misma de ciertos movimientos sociales. Se necesita de ese semblante que ocasione que pueda caber la posibilidad de que alguien finja, ese semblante es determinante para la formación misma del grupo. Así, ya no importa si el sujeto está mintiendo o no, porque la creencia funciona a pesar de ello. Veía en una reseña que la moraleja del libro es que las apariencias engañan; yo diría que es al revés, las apariencias no engañan.  

 Si extrapolamos esta cuestión a la vida más cotidiana, veremos que algo similar sucede con, por ejemplo, el ámbito metalero en el que abunda la distinción entre el falso y el verdadero. True y poser. Dicen por ahí que Manowar fue quien introdujo ese calificativo de poser. Se puede definir lo true como el mantenimiento más constante de la imagen. Como ya les había dicho, ya todo se ha hecho, ya todo se ha dicho, entonces lo que queda para ser true es remitirse siempre al referente imaginario. Lo sitúo más en el plano imaginario que en el simbólico por sus consecuencias inhibitorias: un true se define más por lo que no debe hacer que por lo que debe. Más por lo que no es que por lo que es. Ejemplos: si eres un verdadero metalero no debes escuchar nu-metal porque es una perversión de la pureza sacrosanta del metal; si eres blackmetalero debes ser siempre rudo, malvado, qué sé yo. Claro que esto forma estereotipos cada vez más sintomáticos. La cosa radica claramente en que a consecuencia de la época, ya tampoco nada causa miedo. El Black metal causa risa a muchos cuando antes causaba terror… pero esto hay que verlo por el lado que es; no se trata de volver a hacerlo terrorífico, sino de ver por qué causa risa: Retomo y re-formulo el ejemplo de Immortal del día I, Uds. saben la cantidad de fotomontajes que se han hecho en Internet, sus videos y sus fotos han sido motivo de ridiculización para muchos; no obstante su música jamás ha caído en esto. Lo que puede interpretarse de esa risa es siempre ese sinsentido que se manifiesta: es un disparate que, esperando que el Black metal sea algo estéticamente sorprendente y cargado de seriedad, de repente salga un sujeto con corpsepaint y sombrero de pico haciendo movimientos graciosos. Pero si lo vemos de ese modo, entonces lo que hace esa visión es irrumpir, alterar el orden de lo simbólico y desbalancearlo hasta el punto de que la risa se produce como una descarga de un gasto psíquico ahorrado (siguiendo a Freud) por contraste de representaciones (efecto gracioso) en las que lo admirable que se espera de esos íconos del BM se compara con lo que aparece como degradación. Pero también se necesita del soporte del humor, que consiste esencialmente en permitir ahorra el gasto de un afecto displacentero; que en este caso sería la angustia, pienso yo, ante el quiebre de sentido, ante la caída de las ficciones simbólicas que determinan la imagen, en este ejemplo, de la banda. Lo que estoy diciendo es que lo Real en el Black metal se manifiesta en esas ocasiones por el lado de lo cómico, especialmente de la ridiculización. Bien dice Zizek, siguiendo de cerca a Lacan, que lo Real se presenta siempre a través de sus muecas. Les pongo un ejemplo que me fue muy gracioso, en un capítulo de los Simpsons aparece un oso llamado Rulo con un micrófono pegado en un casco conduciendo un talk show; cuando el oso Rulo ve comida se abalanza hacia ella y un hombre es atacado por intentar corregir su comportamiento en ese entonces desviado. Luego llegan todos los de seguridad le disparan y el oso se pone a gritar como la bestia que es. Cortan la transmisión y ponen una música de espera y una foto del oso Rulo portándose bien. En este ejemplo vemos que la risa depende de que el oso (humanizado, obviamente) se descarrile. Es decir, que aparezca la dimensión Real del mundo animal: que los animales son bestias que comen y atacan por instinto. No conducen talk shows. Y es cierto que si dejamos únicamente la parte en la que el oso conduce el programa eso no ocasiona el efecto gracioso. La importancia cae en cuando se revela lo Real del animal, cuando se desmorona el sentido. Pero por medio del chiste, lo cómico y el humor podemos producir risa en momentos en que podría haber angustia.


Continuando con el NSBM, ya revisamos la relación que tiene el odio al goce del Otro con la base ideológica del NSBM que es claramente la segregación. Ahora bien, la relación con el otro minúscula se da en un plano de yo a otro, en el cual se sostiene la cuestión de la paranoica constitutiva de la formación del yo. El yo se construye a través de otro especular, de una imagen especular, que es la de su reflejo en el espejo como una totalidad. Esta imagen tiene un efecto paradójico pues a su vez es una imagen alienante en el sentido amoroso (el narcisismo: amor por uno mismo) también se percibe como ajena: “o tú o yo”. Este es el origen de una tensión erótico-agresiva que hace que el amor y el odio siempre sean dos caras de una misma moneda. Sin embargo, en el Black metal esta Otredad siempre está manifiesta; desde que se ha fundamentado en tomar al cristianismo como significante enemigo condiciona la emergencia del paganismo místico nacional socialista como alternativa de Ideal. Por otro lado, es sospechoso que quienes hacen el NSBM por el lado de la maldad, el terror, la guerra, el Holocausto, etc. no hacen también canciones sobre el totalitarismo comunista que también derramó muchísima sangre. Quiere decir que hay un vínculo incluso mayor del que aparenta. Y creo que se basa en los postulados ideológicos en torno a la creencia: el nacional socialismo tiene más efecto de semblante a causa de remitirse más a imagen de fuerza mayor. Esa fuerza no es dada desde la voz del Otro, en este caso la voz de Hitler que enamora a sus seguidores con sus discursos cargados de odio justificado. Esa voz que les dice que son blancos, bellos, puros, espiritualmente elevados, etc. nos remite a la cuestión de la alienación significante con el Otro por medio del ciego y paralítico yo. Es decir, si el Nazismo está más en relación tan estrecha con el BM es por ser altamente narcisista. Narcisismo que al parecer no es tan marcado en el comunismo. No es tan marcado pero tampoco está ausente puesto que el narcisismo es constitutivo; o sea, no hay sujeto sin narcisismo. El narcisismo no es un diagnóstico ni nada por el estilo, como lo podría ver la psiquiatría o la psicología, por ejemplo. Si seguimos sobre esta línea vemos también la implicación del yo (narcisista) con el otro: el odio racial está sostenido en esas premisas. En el caso del antisemitismo nazi, los nazis proyectaron en el judío la causa de sus problemas (por motivos no tan obvios que generan discusión). Zizek dice que entonces los nazis vieron al judío como el objeto de un amor-odio perverso, una figura espectral de fascinación y repugnancia. ¿Podría ser esto mismo aplicado a las actitudes racistas en México? Fuera de que se vuelva más subjetivo el problema, hay indigenistas que tienen actitudes racistas hacia gente blanca como hay gente blanca que tiene actitudes racistas hacia los indígenas. Es parte del mismo juego. El hecho de que se trate de un juego de significantes nos revela también algo: no sólo es ilusoria la identidad racial de los NS, sino que es ilusoria también la identidad espiritual que muchas veces es extrapolada para movimientos similares. Existen casos en los que los sujetos aparentemente no basan su afinidad con el NS en los postulados raciales, sino que los basan en la idea de un crecimiento espiritual. ¿Entonces por qué esto se da tanto en México? Es nuevamente la renegación fetichista: yo sé que no soy europeo, pero aun así voy a ser nacional socialista… Sólo le tienen que cambiar la fórmula; no se basarán en esos casos en la raza sino en algún sustituto igualmente ilusorio. Así les puedo decir que los más malinchistas son exactamente quienes reniegan fuertemente del vínculo idealizado con los europeos. Ejemplos en la vida cotidiana encontrarán miles. Se puede llegar a pensar que muchas veces la tan enaltecida identidad mexica(na) es una consecuencia de un malinchismo incómodo y no pronunciado, pero esto hay que dejarlo en el plano de la interrogante, porque la particularidad siempre se muestra.

Ahora bien, vemos que es inevitable en gran medida el efecto seductor del nacional socialismo que da por medio de la imagen y sus simbolismos. Agregándole las representaciones a las que está asociado. ¿Se trataría entonces de reducir este efecto en el caso de los mexicanos? No lo creo, se trataría más bien aceptar nuestra condición tanto cultural como humana (finalmente son una sola cosa). Si México evidencia algo no es otra cosa que la desesperada necesidad humana de un sostén firme. Pero de todos esos sostenes el más paradójico es la zona geográfica, es el que menos demuestra algo. Si somos mexicanos hay que aceptar el hecho de que no estamos ni aquí ni allá, pero que ambos no-lugares constituyen nuestro lugar. Véase que esto no es lo mismo que aceptar que estamos aquí y allá. Que seamos la fusión de dos culturales no significa que se haya producido una sinergia, y esto nos lo dice el intenso malestar del que formamos parte. Haciendo un pequeño experimento mental apoyándonos de la sinceridad de las personas, llegaríamos a la conclusión de que muchos sujetos orgullosos de ser mexicanos, cambiarían su boleto, si la vida se los hubiese permitido, a otro lugar y a otro cuerpo. Que la imagen de nuestro cuerpo se sostenga en lo que ya hemos teorizado como el Yo, entenderemos que para el bicho humano no siempre basta con tener un solo cuerpo. Díganme si no, ¿por qué alguien se enamora? El nacional socialismo tiene una relación muy estrecha con el amor; la ilusión de ser amados todos por igual por un padre es la base del NS como también de las dos masas que Freud estudió: la iglesia y el ejército. El NS es como la fusión de estas dos.  Dicho representante del padre adquiere un poder de amo, funge como un significante-amo para la identificación simbólica. Sin embargo, cuando posturas antagónicas se encuentran en el NSBM es cuando algo se revela. Si vemos aquí la dialéctica del amor y el odio es evidente: en el NS el amor al padre generó efectos de justificación del odio; en el Black metal el odio al cristianismo generó efectos de la instauración de un padre: Satán y sus derivados. Llegado a este punto podemos considerar que el NSBM también puede tener una barradura: NS/BM. Pero esta barra está ya de antemano en el B/M. Por lo tanto, el Black metal es esa falla misma que es la vía de acceso para los absurdos. Que el Black metal sea un absurdo es su realidad en sí. Por lo mismo no podemos darnos el lujo de decir que el NSBM no es Black metal.  Cuando hay barradura significa que hay inconsciente, y ese es el mensaje: si el inconsciente nos determina nunca estamos por mera casualidad en el BM. Y todo lo que nos da esas sensaciones mágicas dentro del BM nos corresponde a nosotros como sujetos deseantes. No podemos ceder ante el deseo, y no hay que pedirle permiso a Mein Kampf para desear. Pareciera que el NSBM en su objetivo debería propagar la ideología, formando seguidores de la misma. Sin embargo El NSBM nos ofrece también, paradójicamente, esta posibilidad de ruptura con el mismo nacional socialismo.  Puesto que el hecho de que sea Black metal significa que el NS tiene que encajar en su marco fantasmático. Esto pervierte su pureza real. La pureza del nacional socialismo está basada en un mentir bajo la forma de verdad: posiblemente los judíos sí hayan tenido la culpa de lo que le sucedía a Alemania, etc.; sin embargo los motivos reales para su intento de aniquilación estaban basados realmente en una intolerancia subjetiva (en xenofobia, finalmente). Quienes exaltan el odio y la intolerancia étnico/racial son quienes se alejan de esa verdad mentirosa que es la esencia del NS. Hay muchas bandas de BM que son mal-interpretadas como NSBM, por tener un marcado nacionalismo, una afinidad simbólica, etc. y esto apoya nuestra tesis; si hay Black metal que se asemeja al NS sin serlo (e incluso renegando de él) es por la misma razón que hay bandas de NSBM que infligen con contradicciones la ideología (combinándole con satanismo, misantropía): no hay una correspondencia. En las similitudes que puede haber se cava exactamente el hueco del contrasentido. Es por eso que el Black metal no es otra cosa, para nosotros, que una práctica de la discordia. 
Por medio del NSBM hemos llegado a concluir que incluso cuando la realidad no coincide con el Ideal la alienación puede producirse. Pero en el Black metal hay un punto de desbalance que nos regala la impronta de nuevas formas de esos ideales y realidades que lo constituyen a él mismo. No es más verdadero un NSBM alemán que un NSBM indigenista, pues ambos están en el mismo plano. Y si algo nos podría quedar a reflexión es qué papel juega nuestro deseo único como sujetos en todo lo que podemos vivir en el Black metal. Quizá una respuesta metafórica pueda surgir si tomamos al símbolo del lobo que tanta atracción ha ejercido sobre el Black metal. Trataremos de seguir desarrollando esto. Hasta entonces. 

-Chaoswolf